INTERNACIONAL Científicos chilenos logran producir vinos con bajo alcohol sin sacrificar la calidad

San Rafael: Una década produciendo vinos desde el aula


Fuente: Diario Los Andes | Carlos Simón.
Escuela Pascual IaccariniLa escuela Iaccarini cosecha, elabora y envasa un producto artesanal que vende, con marca propia, en restaurantes y comercios del departamento. Este año su “estrella” es el Syrah, con una cantidad de 3.025 botellas numeradas, etiquetadas y tapadas.
Desde 2002 la escuela Pascual Iaccarini 4-006 prepara alrededor de 100.000 litros de vino que son comercializados por la misma escuela en el mercado local y nacional.
Este año no fue diferente: los chicos de 6to año, de la especialidad Enología, presentaron la producción 2012 del varietal syrah.

“Envasamos el vino de la cosecha pasada”, explicaron los alumnos, que siguen todo el proceso de la producción desde la viña propia, que está plantada en un predio de las 30 hectáreas que tiene la institución en calle Tirasso, al Este de la ciudad de San Rafael.

“Es un vino con una graduación de casi 14 grados”, aclaró otro de los chicos, que estaban acompañados por el director del lugar, José María Di Fabio, y por la regente Mónica Rosales.
“Nosotros seguimos todo el proceso. El año pasado cosechamos la uva para hacer el vino que ahora embotellamos, lo cerramos y lo etiquetamos con autoadhesivos”, aclararon.
“Es algo raro y lindo. El año pasado cosechamos esta uva y los chicos de 6to elaboraron este vino que hoy nosotros envasamos y así sucederá el año que viene. El vino es algo vivo y por eso necesita de cuidados”, destacó otro de los chicos.

Se ha mejorado el capuchón, que ahora es metálico y el corcho que es de plástico. La etiqueta, diseñada en el mismo lugar, expresa la marca “Escuela Pascual Iaccarini”.
Este año los alumnos de 5to participaron en la cosecha y los de 6to podaron el viñedo, que tiene distintas variedades de cepas.

También han realizado pasantías en bodegas del departamento y en la actualidad asisten al proceso de vinificación en cada una de ellas.

Este año la partida presentada llega a 3.025 botellas, que están numeradas. La marca está registrada y un gran porcentaje del vino se vende a granel a las bodegas, pero el Syrah es “la niña bonita” del establecimiento y por eso se envasa en la escuela para su venta.
Según se explicó, el trabajo práctico se hace a contraturno. En la mañana se dicta la teoría con las demás materias de la currícula. La práctica, en tanto, consta de 1.200 horas a las que se agregan las pasantías en las distintas bodegas del medio.

En la presentación del vino que se hizo la pasada semana, el enólogo Luis López, que controla la producción vínica del establecimiento, destacó que “la partida de esta cosecha es de 3.025 botellas. Si bien es una partida relativamente chica, estamos muy conformes con el resultado. Los alumnos se entusiasman mucho de trabajar en la bodega. Ellos se sienten orgullosos de este producto elaborado con sus propias manos y, si bien es un vino artesanal, tiene su proceso profesional”.

Por su parte, una de las alumnas agregó que la elaboración de este vino “la sentimos muy nuestra, ya que desde los primeros años que trabajamos en la finca de la escuela, en 5º la cosecha y esperamos llegar a 6º para la elaboración de nuestro vinos”.


En las góndolas y mesas
Los interesados en adquirir este producto pueden hacerlo acercándose al establecimiento ubicado en Tirasso 300 o en algunos puntos de venta o restaurantes, o bien mediante el contacto con los alumnos o algún profesor del colegio.

Es de destacar que restaurantes como Señor Café, Nina, La Masa al Plato, Pancho 19, La Gringa y mercaditos barriales de San Rafael, ofrecen este producto en sus mesas y góndolas.
El director, José María Di Fabio, agregó al finalizar la charla que debieron presentar ante el INV toda la documentación necesaria para el etiquetado, el tamaño de la letra a usar, el capuchón que colocarían y, por supuesto, la graduación alcohólica.

“Si bien nuestro colegio hace vino común, esta elaboración de vino fino tinto se hizo con el fin de comercializarlo”, explicó.
“Se ha determinado un cierto techo en la cantidad a elaborar y envasar con el objeto de mantener la calidad que se ha logrado con el fraccionamiento casi artesanal que hacemos con los alumnos”, acotó.
En la escuela Iaccarini sienten orgullo al observar las etiquetas pegadas en las botellas. Para docentes y estudiantes, aportar productos a la economía regional con una marca que los distinga tiene un profundo significado.
“Nos da sentido de pertenencia. Ver estos productos en las góndolas o en cualquier comercio también marca que la escuela se metió de lleno en la vida de la comunidad”, comentaron.

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