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Carmen inauguró hace un mes, con todo pensado para pasar una noche memorable. Productos de altísima calidad, carta de excelencia y hasta un sistema para que no percibas más que el aroma de tu plato. ¿Dónde? En Palermo.

Carmen no nace como un emprendimiento casual. Tiene detrás una historia y un gran conocimiento de la gastronomía.
Todo comenzó en el año 2000 cuando Pablo Otranto Argentino viajó a España, como tantos otros. Empezó a trabajar en gastronomía y logró gran reconocimiento en Madrid. Un tiempo después, su hermana lo convenció para desarrollar algo similar en nuestro país.
Así fue como Pablo estudió las diferencias entre la cocina española y la argentina, los gustos y sabores locales con gran profundidad, y convocó a Sergio Pérez, gran chef andaluz, excelente profesional de la gastronomía madrileña.
Todo está pensado en Carmen: el ambiente ozonizado para que sólo se perciba el aroma del plato, el sistema de pedidos, de filtrado de agua, y generadores de energía eléctrica, para nunca tener que interrumpir la noche. Proveedores de alta calidad con productos que no se suelen conseguir en la Argentina, como aceite de trufas, trufas frescas, pulpo y muchos más.
Entre sus ensaladas, se pueden probar la de queso de cabra, anchoas y tomate en textura; salmón, hojas verdes y vinagreta de mostaza antigua; o la de langostinos cocidos en su jugo y vinagreta de frambuesas. Entre los primeros platos: Degustación de cremas frías con sus respectivos “tropezones”; Huevo sobre migas del pastor, setas y trufa fresca; Carpaccio de bresaola, crujiente arroz inflado y aceite de almendras; Mollejitas glaseadas sobre focaccia de pistaccio y pasas; Sashimi de salmón marinado, relleno de fideos de soja, con mayonesa de eneldo y wasabi; o Gnocci soufflé de remolachas con salsa de queso gorgonzola.

¿Cuándo inauguró? Hace muy poco: a principios de enero. Y sin apuro. Sólo se necesita tiempo para conocerlo y comprobar la alta calidad de su propuesta.
¿Dónde? En uno de los mayores polos gastronómicos de Buenos Aires: Palermo. Y cuenta con dos pisos, uno al aire libre, wifi, sistema de monitoreo y vigilancia por Internet, cámara de seguridad, estacionamiento a 50 metros y servicio de emergencias médicas, mozos trilingües y personal altamente especializado.
Un detalle: no es un restaurante para ir con chicos, porque la comida es muy elaborada.
Uno de los lemas: calidad y gusto para pasar una noche de excelencia. Todo está pensado en Carmen para una cena de las que no se olvidan.

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