Fuente:
Clarín | Einat Rozenwasser.
A “contramano”del resto, recorre la Ciudad en bici, moto, tren y colectivo. Y extraña tomar café parado en la barra y con grapa.
Tiene
que ver con las tradiciones. “En ciertos lugares de Francia se
acostumbra a desayunar con un vaso de vino o de champagne, es muy
común”, explica Ernesto Catena, hijo (y nieto y bisnieto) de bodegueros,
presidente de Escorihuela Gascón y creador de Ernesto Catena Vineyards.
“Se dice que las mujeres francesas siempre tienen una botella en la
heladera, supongo que también hará efecto en los hombres, para
mantenerse bellos y saludables”, apunta. Habrá que probar. “Todo en su
medida justa. En los Alpes es muy común tomarte una copita de grapa por
el frío, es una forma de estimular la circulación para que se caliente
el cuerpo. Entonces digo, si viviera en la Patagonia, no dudaría en
tomarme una copita de algo para arrancar el día”, sigue. Foto: Voz
autorizada. Dueño de una bodega, dice que el vino ayuda para acompañar y
digerir la comida. GUSTAVO GARELLO
El desayuno aparece entre los momentos destacados. “Es una ceremonia
muy linda, que merece tiempo. En otros lugares del mundo hace demasiado
frío o demasiado calor, son pocos los lugares en los que casi todos los
días hay un clima agradable, es fenomenal”, expone.
-¿Con qué otros aspectos de la Ciudad se relaciona?
-Buenos Aires es una ciudad antigua y siempre me atrajo todo lo que
tiene valor histórico. Me gusta recorrerla en cualquier medio de
transporte: auto, bicicleta, moto, cuando llego en avión, en ómnibus, en
lancha. Con cada uno ves la Ciudad de otra manera. Si bien se dice que
siempre le dio la espalda al río, sigue siendo una vía para
transportarse. Quiero probar el servicio que te lleva de Olivos a Puerto
Madero por el río, pero sale muy temprano, dejo a mis chicos en el
colegio y no llego. Pero ahora que empezaron las vacaciones…
-Diarios, cafecito, internet, tiene todos los servicios…
-Ayer me tomé el tren Mitre y me pareció que estaba bastante bien.
Por ahí tuve suerte, porque dicen que los trenes andan muy mal.
Funcionaba el aire, no había demasiada gente, ¿soy un hombre con suerte?
Te digo cuál es mi secreto: voy a contramano del tránsito. Cuando todos
van al Centro, me voy para el Norte. Y cuando todos vuelven, al revés.
Hay que ir a contracorriente. Hoy, por la cantidad de autos y la
cantidad de gente que vive en la Ciudad, tenés que usar la astucia y
saber cuándo moverte y cuándo quedarte quieto. Las horas de alto
tránsito, a la mañana y a las seis de la tarde, son para un café, para
encontrarte con un amigo.
Hace un tiempo Ernesto empezó a organizar el tour de sommeliers:
recorridos en bici por la Ciudad con paradas “gastronómicas”. “Estaba un
poco cansado de estar siempre en el mismo lugar, adentro, quieto. Estoy
en busca de una vida más saludable, y moverte es parte de eso”,
explica. Además del polo (con el Escorihuela Gascón Polo Team) y el arte
(armó junto a su esposa la galería Foster Catena, en Palermo), le
gustan los árboles, pasear por el Centro los fines de semana y comer
mirando al río. “Los clubes náuticos tienen restaurancitos, una idea
simple y a muy buen precio. Es una manera linda de hacer negocios, algo
muy porteño también”, dice.
-La costumbre del cafecito en el bar también es muy nuestra…
-Lamentablemente no hay tantos cafés como antes, me acuerdo de esos
lugares donde podías tomar el café de parado. Inclusive uno al que iba
en el Centro donde te tiraban un chorrito de grapa. Soy chapado a la
antigua, estudié historia y me gusta todo lo viejo.
-El almuerzo con bebidas alcohólicas ya no es tan frecuente…
-Acá todo cambia muy rápido, no sé por qué. Antes, en la Argentina era igual que en España o Italia.
-También cambió en poco tiempo lo que tomamos…
-La Argentina siempre estuvo entre los más grandes consumidores de
vino del mundo. Ahora bajó drásticamente la cantidad. Por ahí se toma
menos cantidad y más calidad. Mucha gente elige gaseosa o cerveza para
las comidas, y eso antes no existía. Pero hay cosas que te piden por
favor, como una comida noble, un pescado o un jamón serrano. Cuando uno
se acostumbra a acompañar las comidas con vino es muy difícil después
cambiarlo, porque también tiene un poder digestivo. Tratá de comer un
bife con agua: el vino ayuda.
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