Spritz en Filo por GuiaOleo


Nació en la guerra. Y Venecia lo transformó en un trago tan fresco y atractivo que vale cualquier excusa para pedirlo. En Filo es casi un paso obligado antes de sentarse a comer. Deni De Biaggi nos cuenta cómo lo prepara.
La historia del Spritz arranca en los tiempos de la dominación austrohúngara en el Veneto. Al principio fue una antigua receta que sólo requería agua con gas y vino. Se cuenta que las tropas austríacas buscaban tragos en las hosterías y, al encontrar vinos demasiado fuertes para su costumbre los rebajaban con agua efervescente, sobre todo a los vinos blancos. Esa costumbre de aguar el vino (“spritzen”, según el verbo originario) le dio nombre a la bebida.
Desde ese entonces la tradición de su composición básica es una bebida alcohólica, el aperitivo que le dé su color rojo característico: el Aperol.
El Aperol es una bebida mezcla única de raíces y hierbas de alta calidad, creada por los hermanos Barbieri en la ciudad de Padua en 1919. Fue introducido en nuestra ciudad en el ´96 por Filo Ristorante, como una manera de traer las emblemáticas tradiciones ítalo-venecianas a la Argentina. Por ello el Spritz es el trago emblemático de Filo, donde eligen la fórmula que más les gusta y que hoy comparten con Guía Oleo.



Ingredientes:
- Aperol (1 parte)
- Prosecco (3 partes)
- Agua mineral con gas (1 golpe)
- Cascaritas de limón
Lo ideal es no ponerle cascaritas de naranja porque la acumulación de la naranja rompe el efecto, que se logra a la perfección cuando se usan cascaritas de limón.
Tip: no confundir medida con parte, no es lo mismo. En este caso, el vaso se tiene que dividir en 4 partes iguales.
Se le suele agregar Aperol, Bitter, Cynar, Campari o Gin, algunos cubitos de hielo y aceitunas.
En Filo no se hace con Campari porque le confiere un sabor amargo. El Aperol es más amable. Tampoco le ponen champagne, eligen hacerlo como en Venecia, porque esa es su esencia originaria.
La graduación alcohólica estimativa de este aperitivo es del 15%, y por su textura y aspecto se podría decir que es similar a un refresco.
Aporta un bello color rosado y la frescura necesaria para generar felices momentos, hacia el atardecer, cuando las tareas del día se van disipando y la noche es una invitación.

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