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Recetas sencillas y gourmet para la cocina diaria


Una cosa es una papa hervida y algo muy distinto es la misma papa con un toque de aceite de oliva saborizado. Si le falta sabor a tu cocina, anotate estos trucos para reinventar los platos que ya conocés.
 

La cocina gourmet es un lujo que podemos darnos todos los días, si tenemos a mano buenas sugerencias. ¿Cuál es el truco? El twist que le sepas dar a tus recetas con algún detalle especial. Perfectos para sumar ese touch mágico son los aceites de oliva extra virgen saborizados de La Toscana. Si estás aburrido, por ejemplo, de comer siempre las mismas papas hervidas, probá regándolas con oliva con romero o con una cucharadita de oliva con ají. Verás cómo todo cambia.

¿Te faltan ideas para ponerle onda a tu cocina diaria? Te pasamos algunas recetas ricas y fáciles que seguro conocés bien, pero que podés convertir en algo nuevo al agregarle unas gotas del aceite saborizado que mejor combina.

LUNES: pasta corta con crema de camarones saltados con jengibre y oliva con ají
Suena difícil, pero es un plato fácil de preparar. El truco está en tener los camarones en el freezer –unos 300 gramos cuestan 25 pesos en el Barrio Chino y 40 en supermercados- de forma que sólo debés golpear la bolsita contra la mesada para que se separen y puedas elegir la cantidad. Un puñado alcanza para dos personas. ¿Cómo se preparan? Arrancá poniendo agua con sal para la pasta corta (ideal orechietti o tirabuzones), así cuando terminás con la salsa ya está lista para la cocción. Cortá en daditos medio morrón y media cebolla y ponélos a fuego suave en la sartén con una cucharada de oliva extra virgen. Cuando aparezcan las primeras burbujitas, tirá los camarones congelados, un chorro de vino blanco (o caldito si no tuvieras), dos cucharadas de crema o queso crema y subí el fuego. Ajustá la sal y poné un dado de jengibre previamente rallado, junto con un diente de ajo picado fino. Cociná durante cinco minutos hasta que los camarones quedan turgentes. Cuando los fideos estén listos, servílos regados con esta salsa y poneles el toque que definirá el sabor del plato, con un trazo de picor: un hilo de aceite de oliva con ají La Toscana por plato. No falla.

MARTES: risotto de vegetales a la sartén con oliva de ajo

Este es un plato sabroso y de mediana elaboración que se hace con lo que tengas en casa. El secreto está en comprar un buen arroz de grano medio corto –como el Carnaroli– y en conservar en la heladera al menos medio zucchini, una cebolla y un morrón, o cualquier otra verdura que le quieras poner. Se prepara, para empezar, saltando con un chorrito de aceite los vegetales en este orden: cebolla y morrón juntos –hasta que la primera se ponga apenas translúcida–, luego la zanahoria y el zucchini rallados o cortados en tiras delgadas. Se cocina por dos minutos más a fuego fuerte y luego se le agregan tres tazas de agua por porción de arroz. Se calcula una porción de arroz por comensal. Luego comenzás a revolver con una cuchara de madera hasta que el agua se reduzca cubriendo apenas al arroz. Ahí se baja el fuego y se cocina entre tres y cinco minutos más hasta que el arroz quede al dente. Así saldrá un risotto cremoso y con las verduras entreveradas, que te conviene regar con aceite de oliva saborizado con ajo La Toscana. De esa forma, redondeás el sabor del plato.

MIÉRCOLES: provoleta al horno con pimienta y oliva al orégano, con ensalada de espinaca
El queso provolone es un alimento bien calórico y por eso es en sí mismo una cena. Conviene tener un par de medallones en la heladera y hacerlos en una cazuelita de barro. Le ponés pimienta molida, un touch de ají molido y lo regás con un buen chorro de aceite de oliva con orégano La Toscana. Verás que le da más frescura que el tradicional orégano disecado. Luego ponelos a cocinar en el horno (o en el microondas, que es más rápido) y mientras lavá una planta de espinaca, separá los tallos de las hojas y reserválas para una ensalada en la que podés agregar un diente de ajo machacado. Cuando la provoleta esté blandita, servila con un refuerzo de oliva con orégano La Toscana junto a la ensalada, aderezada con aceto y oliva extra virgen.

JUEVES: omelettes de ricota, queso rallado y tomate fresco con aceite de albahaca
El plato más rico y sencillo que podés hacer. Para dos omelettes (uno por persona), precisás tres huevos medianos, ricota, queso de rallar y un tomate perita. En un bowl, batí los huevos enérgicamente hasta que se llenen de pequeñas burbujas. Luego agregás una cucharadita de sal fina y pimienta, y volvés a batir hasta que se vuelve un líquido chirle. En otro bowl mezclás cuatro cucharadas de ricota con el queso y el tomate rallados, junto con una cucharada de aceite con albahaca La Toscana, hasta que se arme una pasta más o menos homogénea. El aceite le sumará el aroma que ni el tomate ni la ricota poseen. Luego poné un hilo de aceite o un rulo de manteca en la sartén y cuando esté bien caliente le agregás la mitad del huevo y lo desparramás bien. Siempre a fuego fuerte, esperás a que se espese bastante el líquido y ahí le sumás la mitad de la ricota y bajás el fuego; cerrás el omelette doblándolo primero a la mitad y luego nuevamente a la mitad. Lo servís caliente. El interior debe quedar babé. Repetí el mismo procedimiento para hacer el segundo omelette.

VIERNES: bondiola al horno con oliva al romero
Este plato tiene una enorme ventaja: tenés que ser muy mal cocinero para que no te salga. Así que seguí estos pasos. Como es viernes y tenés tiempo y ganas, primero poné la bondiola de cerdo a marinar con dos cucharadas de oliva al romero La Toscana (un reemplazo perfecto del romero fresco, no siempre fácil de conseguir) y un diente de ajo picado bien fino, junto con una cucharadita de ají molido. Envolvela durante una hora en papel aluminio y, así como está, colocala en una asadera a horno fuerte. Dentro del horno, poné también un frasco con agua para que no se seque. Lo dejás a fuego fuerte durante una hora. Listo: acompañala con una ensalada de hojas verdes clásica y otra de zanahoria, con azúcar, medio diente de ajo picado fino, oliva y limón.

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