APRENDER 6 claves para descubrir un vino con tan sólo un vistazo

En busca de cosas nuevas?: los vinos de Córdoba se afianzan y sorprenden por su calidad



Fuente: Vinos & Bodegas | iProfesional.com | Roberto Colmenarejo *.
Córdoba
Roberto Colmenarejo, miembro de la Asociación Argentina de Sommeliers, traza una radiografía sobre la provincia. Además, cinco etiquetas que no fallan.
Quizás poca gente lo sabe, pero los orígenes de la vitivinicultura argentina se hallan en Córdoba.
Si bien es verdad que las primeras vides fueron plantadas en Santiago del Estero (“madre de ciudades”, fundada en 1553), la verdadera historia del vino nacional se empezó a escribir -casi un siglo después- en la provincia mediterránea.

En el año 1618, los Jesuitas se instalan en el actual territorio provincial, comenzando con la producción vínica. Entre las varias haciendas y propiedades que poseía la Compañía de Jesús en estas tierras, eligen la Estancia de Jesús María -emplazada estratégicamente sobre la vera del Camino Real al Alto Perú- para desarrollar la producción de esta noble bebida y desde allí repartirla al resto de sus posesiones.Documentos históricos de carácter fehaciente -que aún se conservan- afirman que el primer vino en llegar desde América a la Corte Española fue el “lagrimilla” (un vino blanco bien dulzón), elaborado por los Jesuitas en estas tierras. La actividad vitivinícola floreció durante el período pre-virreinal, época en que los caldos elaborados en Córdoba no tenían competencia dentro del territorio.

Con la expulsión de la Orden Jesuítica de los territorios de la Corona -a mediados del siglo XVIII- decae esta importante industria y se abandonan la mayoría de los viñedos.
A partir de allí, el devenir de la historia nacional alternó períodos de gran florecimiento con otros de aciaga memoria para la actividad. Recién desde mediados de la década del 90´ se asiste a la reconversión vinícola local, que ha permitido una nueva etapa de expansión para el vino cordobés.
Actualidad

La superficie implantada con vides en la provincia alcanza hoy las 314 hectáreas (siendo aproximadamente el 0,14% del viñedo nacional). Más de dos tercios de estas hectáreas están ubicadas en la zona de Colonia Caroya y alrededores; aunque también hay pequeños paños de viñedos en Traslasierra, el Valle de Calamuchita y el Noroeste.

Durante la vendimia 2011 -según las estadísticas oficiales publicadas por el INV- en Córdoba se cosecharon 17.623 quintales de uvas (0,06% de la producción nacional), lo que permitió elaborar 1.257.450 litros de vino (0,08% del total país).

Las variedades de uvas más plantadas son el Merlot y la Frambua (también conocida como Isabella o “uva chinche”), además de otras con menor difusión como Pinot Noir, Cabernet Sauvignon, Malbec, Chardonnay y Sauvignon Blanc.
Existen en la actualidad once bodegas registradas en la provincia, además de unos 35 elaboradores caseros de vino autorizados.

El considerable desarrollo de la vitivinicultura cordobesa en la última década no ha sido sólo un mero hecho cuantitativo; el verdadero cambio ha sido netamente cualitativo, pasando de los famosos vinos “regionales” o “pateros” -vendidos al costado de la ruta- a productos de notable factura, que pueden competir sin inconvenientes en el mercado nacional.
Este progreso está liderado en gran medida por el inquieto enólogo Gabriel Campana; un apasionado de su tierra que viene trabajando silenciosa e incansablemente desde hace casi un decenio para cambiar el paradigma de calidad de los vinos locales.


Cinco vinos para no dejar de probar:
Nanini Frambua Amabile ($17): el inconfundible vino cordobés de siempre, frutado y goloso. Si te gustan los vinos bien livianos y algo dulzones, este es tu vino de cabecera.
La Caroyense Frambua Precoz ($22): probablemente el vino seco de uva frambua mejor logrado hasta ahora. La nariz es típica de la variedad (frambuesas, frutillas), mientras que la boca es suave, con refrescante acidez y alcohol muy moderado.

Casa Histórica Tannat Roble 2009 ($30): un vino tinto de mediana estructura y potencia, elaborado en Colonia Caroya por el jóven enólogo Rafael Brico. El aporte de la madera es adecuado, sin tomar protagonismo por sobre la fruta. Es el compañero ideal para unos embutidos algo picantes o un buen asado criollo.

Las Cañitas Malbec-Cabernet Sauvignon-Syrah 2010 ($45): un tinto joven elaborado en la moderna Bodega de Estancia Las Cañitas (Valle de Calamuchita). Es un producto de aromática frutal simple, con algunas notas herbáceas y resinosas muy peculiares. En boca es fresco y liviano, de buen volumen y persistencia media. Es un vino realmente interesante para descubrir la más nueva de las regiones vitivinícolas de la provincia.

Noble de San Javier Reserva Malbec 2010 ($70): a mi leal saber y entender, el mejor vino elaborado actualmente en Córdoba. Un Malbec de Traslasierra con gran tipicidad varietal, buena estructura y notable equilibrio. En boca es frutado, con notas balsámicas y tostadas del roble en agradable combinación. Persistencia larga y agradable final. Un producto que lleva apenas dos cosechas y ya se destaca por sus notables atributos. Las partidas que produce el viticultor Nicolás Jascalevich son realmente pequeñas -entre 300 y 400 botellas al año-, así que es una joyita que vale la pena buscar.
* Roberto Andrés Colmenarejo es Miembro de la Asociación Argentina de Sommeliers
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