Billinghurst Restó
Atendido por su propio chef, Luciano Ratti (de larga carrera en el hotel Intercontinental), este bistró de dos plantas (entran unas 25 personas en cada una) abrió en 2010 y ofrece platos originales, bien presentados y con razonable ecuación precio calidad.
El ambiente es cálido (tal vez una luz más tenue le sumaría intimidad), decorado con cuadros y esculturas del propio Ratti, además de una pizarra que anuncia el plato del día.
El menú varía cada tres meses, aunque algunos platos se mantienen inalterables como paté de foie, queso brie y mermelada de cebollas sobre pan de campo, gran opción para la entrada. Entre los principales, hay mucha variedad. Desde pastas (malfatti de apio ricota y nuez, salsa de queso azul y pasas), hasta carnes (bondiola de cerdo con humita picante, timbal de tomate y berenjena), pasando por la infaltable pesca del día con papas a la crema, salsa de puerros y fondue de tomates.
Estos son sólo algunos ejemplos de una carta con 12 opciones, algo más de lo que suelen ofrecer este tipo de restaurantes. Para terminar, las alternativas dulces oscilan entre lo clásico (crumble de manzanas con helado de vainilla) y lo novedoso (crème brûlée de lavanda).
Cálido y bien atendido, Billinghurst es una muy buena opción para una salida de a dos, o para una cena en grupos chicos.
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