Pequeñas etiquetas, grandes sabores

Fuente: Vinosofía Blog | Cristian Avanzini.
Vivir en la principal provincia vitivinícola del país no parece una ventaja al momento de desenfundar la billetera para comprar una botella pero, aunque no lo parezca, hay puntos positivos aún más valiosos que el del precio.
En Mendoza hay -cavas más, cavas menos- unas 900 bodegas. Claro que no todas ellas elaboran con marcas propias para el consumidor final pero una buena parte de ellas, sí. Allí están los Norton, Trapiche, Escorihuela, Zuccardi y demás. Pero también centenares de pequeñas bodegas familiares que pujan por darse a conocer el medio y aquí es donde quiero detenerme. Foto: El trabajo a pulmón se disfruta en el paladar.


Fernández, Gómez, García, López y otros apellidos populares descendientes de españoles e italianos se suman cada año a la oferta y es nuestra responsabilidad -casi obligación, diría- como mendocinos el apoyarlos para que crezcan. No hablo de patrioterismo barato de pago, chico, no, sino de oportunidades que no pueden desperdiciarse. Sería estúpido no aprovechar la oportunidad de dar una oportunidad a una etiqueta a la que no le queda otra opción de posicionamiento que la relación precio-calidad.
Los vinos familiares no estarán en los grandes carteles de publicidad ni en la Música Clásica por los Caminos del Vino ni ofrecerán degustaciones orgiásticas pero tienen como punto -gran punto- a favor que darán lo mejor de sí para conquistar tu paladar.

Además, algunas nos atrapan también desde la apuesta visual de la botella o la etiqueta. Es el caso de una pequeña bodega que este año comenzó a comercializar “a gran escala” -5.000 botellas- sus vinos con el plus de ofrecer simpáticos diseños del reconocido artista local Martín Villalonga en sus etiquetas, a quien llevan a sus degustaciones para que cada comprador se lleve su botella firmada. ¿Cómo despreciar una oportunidad así?
Y, en fin, ¿cómo despreciar la oportunidad de descubrir los grandes sabores de las bodegas pequeñas? Si al fin y al cabo los grandes, de Maradona a Gates, han salido del barrio. Del tuyo, del mío.