APRENDER ¿Cómo conservar una botella de vino cerrada? ¿Y cuándo ya se abrió la botella?

Chartogne, el próximo Selosse



La sabiduría heredada de sus antepasados y un espíritu inquieto hacen de este joven 'vigneron' de 28 años uno de los mejores exponentes del champán de pequeño productor y al que podemos augurar un gran futuro. Dio sus primeros pasos junto a Anselme Selosse, a quien admira, aunque niega tajantemente poder llegar a hacer sombra al genio de Avize. A Alexandre Chartogne, nacido en Reims hace 29 años, le brillan los ojos cuando habla de su trabajo, de su quehacer cotidiano, de sus sueños.

La crónica que sigue es un cruce de varias historias, de varios caminos que tienen en común la pasión por la viña, el amor por el champán y la consecución de retos, y propongo el relato en dos actos, con prólogo y epílogo.

Prólogo: Enero de 2010

En el día más gélido que creo recordar en Champaña, con mi buen amigo, el sumiller Bruno Murciano, visitamos a Anselme Selosse, quien fuera del guión de una visita y degustación, nos muestra los planos de su nuevo gran proyecto: restaurar una bonita y gran casa neoclásica, situada junto a su bodega, para convertirla en un hotel-restaurante que sea una referencia en la región.

Ese mismo día y reflejado en una entrevista publicada días más tarde en elmundovino, Selosse cita algunos nombres de jóvenes que se le acercan para aprender con y de él. Uno de esos nombres es Alexandre Chartogne.

Primer acto: Abril de 2011

En la tercera edición del salón 'Terres et Vins de Champagne', conozco personalmente a Alexandre Chartogne, y al día siguiente le visito.

Chartogne forma parte de una familia con larga tradición vitivinícola en el pueblo de Merfy, situado a unos 10 kilómetros al noroeste de Reims, en el macizo de Saint Thierry. Si a ello sumamos su espíritu de trabajo, su incesante búsqueda de la más alta calidad, sus planteamientos en los trabajos que realiza en el viñedo, su inquietud por el conocimiento de los suelos y los subsuelos, y una enorme ilusión que se contagia rápidamente, no es de extrañar que el nombre de este joven que luce casi diariamente con orgullo el 'béret' (típica gorra del 'vigneron' de Champaña), empiece a ser citado en los círculos en los que se habla de los champagnes de pequeño productor que mejor expresan el 'terroir' de la Champaña.

En este caso se trata del 'terroir' de Merfy, donde la familia de Alexandre posee viñedos desde hace más de 300 años. Todo ello documentado con escritos y mapas, algunos de los cuales están encima de la mesa del antiguo despacho familiar desde el que Chartogne trabaja cuando no está en el viñedo (casi siempre) o en la bodega (muchas veces). Junto a esos mapas en los que se puede apreciar que hace tres siglos que las parcelas ya estaban delimitadas y definidas, hay un viejo documento de Fiacre Taillet, ancestro de Alexandre Chartogne, quien en el año 1711 escribía en francés antiguo acerca de que fue un buen año y al precio que se pagó el centeno y el vino. "He encontrado este otro libro –me explica Alexandre mostrándome una vieja edición de 'Vignobles de Champagne et vins mousseux, 1650–1830'-, que recupera notas históricas de la región y que habla un poco de mi pueblo, con estos mapas que me llamaron mucho la atención".

Cerca de esos viejos documentos un libro más actual: 'Le sol, la terre et les champs', de Claude Bourguignon, del que siempre me hablan viticultores que casualmente son los que mejor llegan a reflejar la esencia de sus tierras en sus vinos. No extraña más tarde la presencia de este libro, cuando Alexandre explica su visión de la viticultura y todos los trabajos que realiza en el viñedo, con el convencimiento de que es aquí donde están todos los secretos para alcanzar la más alta calidad.

La gama de Chartogne Taillet está formada por Blanc de Blancs, Brut (Millésime), Le Rosé, Brut Sainte-Anne, Fiacre Tête de Cuvée y Les Barres, Extra-Brut (Parcelle de Merfy – Plants non greffés). En conjunto constituyen una interesante propuesta con un estilo muy peculiar en el que prevalece la pureza.

Les Barres es un vino que me sorprendió mucho. Está elaborado 100% con pinot meunier, y en el proceso de su elaboración ha habido poca intervención, con levaduras naturales indígenas, ninguna filtración, ningún producto enológico. Tampoco se le ha añadido ninguna cantidad de licor de expedición, con lo que el vino se expresa flexible, con una boca larga, potente y con un final mineral muy sutil. Un champán que como en el caso de los grandes vinos blancos (no olvidemos que ante todo el champán es un vino), a medida que se va calentando en el interior de la copa, nos va descubriendo su carácter y su personalidad.

Segundo acto: Febrero de 2012

En la visita que realicé en abril de 2011 quedaron muchas cosas por hablar. En este nuevo encuentro, Alexandre me hace descubrir con más detalle sus parcelas, degustamos vinos de las barricas, de los depositos de cemento con forma oval y diversas 'cuvées'. Ya hace un año que visité por primera vez a Alexandre Chartogne, su trabajo me cautivó y he regresado una vez más, esta vez para "pisar" más las viñas. Durante toda la mañana, andamos por sus viñedos, me habla a fondo de la historia de su familia, de sus ilusiones y de sus sueños. Tambien me sorprende ver corretear a gran velocidad a Basta y Pledge, sus dos carneros de Ouessant, de raza ovina y que reciben el nombre de la isla de la que son originarios, la isla de Ouessant, en el Finisterre. Basta y Pledge (el mismo nombre que dos pesticidas) 'trabajan' en el viñedo y cumplen la función de comer las hierbas y dejar caer sus excrementos.

Alexandre me propone desplazarnos a la Côte des Blancs para almorzar en el restaurante Les Avisés, por lo que dejamos que Basta y Pledge sigan con su trabajo.

En la antigua maison Bricout, el tándem formado por Anselme Selosse y su esposa Corinne se puso a trabajar, y con la participación de Bruno Borrione, antiguo jefe de proyecto de Starck, han conseguido un resultado espectacular: un edificio que en cada espacio, en cada pared, en cada rincón, aparece un detalle de buen gusto. Un buen gusto que se traslada a la mesa con la cocina del chef Stéphane Rossillon (antiguo segundo de Anne-Sophie Pic), y su esposa Nathalie, quienes comparten sus conocimientos y experiencia para hacer vivir a los huéspedes y comensales una experiencia especial. En la carta de vinos hay opciones de otras regiones y un buen surtido de champanes.

El hotel cuenta con diez habitaciones que mezclan clasicismo y audacia contemporánea, con el máximo confort. Una estancia, un almuerzo o una cena en Les Avisés, abre las puertas a un mundo mágico en el que se conjugan gastronomía y champagne, en un marco de afinidad y convivencia.

Después del almuerzo, Chartogne me propone una intrusión (autorizada por su propietario, que ese dia hubiera querido acompañarnos pero estaba fuera de viaje), en las galerías subterráneas de Selosse. Entramos por la 'puerta de atrás'. Chartogne no recordaba bien donde están los interruptores y los teléfonos móviles realizaron una buena función como linternas. Al adentrarnos en las cavas, me iba guiando palpando con las manos una larga rima de botellas. Al alumbrar el cartel pude leer: "Substance". Nada mal, nunca había tocado al mismo tiempo tantas botellas de este gran champán. Durante "la intrusion", llegué a sentir aquella sensación de niñez, que casi había olvidado, de adentrarte en un lugar digamos prohibido, aunque tal prohibicion no existiera.

Durante la jornada tuve tiempo de conversar ampliamente con este joven 'vigneron' de Merfy, que trabajó con Anselme entre 2005 y 2006, el período durante el cual su visión y su percepción de la viña y del vino cambiaron por completo.

Explica este joven pero avezado viticultor: "No se trataba solamente de racimos de uvas o de vinos, sino de un mundo poblado de microorganismos, una diversidad y una riqueza que nos ofrecen nuestras parcelas, que aportaron a mi curiosidad una riqueza de conocimientos que hay que descubrir y que hay que profundizar". Chartogne afirma: "Anselme Selosse no quiere establecer ningún modelo, justo un pensamiento que tiene para una idea principal, el lo expresa mejor que yo, de confiar en la naturaleza, de borrarse para intervenir sólo cuando podemos ayudar en un papel de acompañante, y no de formador. No imponerse, solo seguir, estudiar, hacer una pausa ante las cuestiones fundamentales de nuestra intervención de esto pedazos de naturaleza a corto, medio y largo plazo, para al final, obtener un vino que por esta riqueza, la que ofrecida por la naturaleza, será el más rico e interesante posible".

Chartogne reflexiona en voz alta acerca de Selosse: "El hombre lo hará siempre menos bien que el suelo y la planta, jamás llegará a fabricar aquello a lo que millones de organismos vivos dan forma para que nosotros podamos obtener las uvas. Anselme tuvo la inmensa generosidad de compartir su saber, de responder a mis preguntas haciendo trabajar mi espíritu en lo que me parecía lo más lógico para que esta lógica fuera mía, y que guía mi visión para mi futuro, que hoy es mi premio. Es un hombre muy grande antes de ser un 'vigneron' inmenso".

Y finalmente le hago una pregunta a la que me responde con detalle: ¿Qué buscas, cual es tu objetivo en el momento de elaborar un champán?

"Si debiera escoger un objetivo, este sería conseguir unas uvas que puedan darnos vinos representativos del pedazo de tierra sobre el que crecen. Todo mi trabajo gira alrededor de la comprensión del medio, y de mi lugar en este último, ya sea en las viñas, como en la bodega. Mi intervención es justa y justificada? Que impacto tendrá esto sobre la planta, y es verdaderamente útil u obligatorio? En términos de trabajo, esto se traduce por la interrupción de utilización de productos nacidos de la química, los herbicidas, la utilización del caballo para evitar el apisonamiento de la tierra lo que puede perturbar la accesibilidad del agua en los suelos, etcétera. En vinificación, los productos no son útiles, pueden ser reemplazados por contenedores que corresponden a la estructura del vino, las barricas por ejemplo, o todavía por algunos gestos que eviten que el vino se asfixie por la reducción, o se evada demasiado hacia la oxidación".

Epílogo

La vida de una persona es un renacer constante de ilusiones, de retos, de sueños. En esta historia he podido ver como un hombre (Anselme Selosse), ha hecho realidad un sueño (Les Avisés), mientras que en otro hombre (Alexandre Chartogne), nace el sueño de convertirse, si no lo es ya, en uno de los grandes. "Nada os pertenece en propiedad más que vuestros sueños", dijo Nietzsche.

Fuente:
http://elmundovino.elmundo.es/elmundovino/noticia.html?vi_seccion=8&vs_fecha=201205&vs_noticia=1337735786

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