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Tierra de gauchos


Símbolo de la vida y de la historia, El Bordo de Las lanzas, es orgullo del Norte Argentino. Es emprendimiento agropecuario y turístico.


Corrían los años '90 y Argentina entendía que el turismo era otra actividad posible y los jóvenes se especializaban en esta carrera y viajaban por el mundo para formarse. Poca, muy poca infraestructura hotelera había en el país. El extenso territorio, complicaba su desarrollo. Antes, las estancias habían empezado a abrirse para sumar otra actividad a su economía y mostrar su vida original. En ese momento, en el Noroeste Argentino, la Estancia El Bordo de Las Lanzas se incorporaba al rubro. La gastronomía de esa región, era la única con identidad reconocida en el país.

Hoy con algo más de 400 años de tradición, El Bordo de las Lanzas recibe huéspedes y visitantes para revelar una manera distinta de hacer ocio. Conocer la vivencia de una auténtica estancia norteña desde el seno de la familia. Los Arias son los anfitriones quienes, con la hospitalidad que los caracteriza, abren su casa para compartir su legado histórico y el savoir vivre de esa parte de la Argentina. Sus tierras, datan de 1609. En su genealogía está la madre del General Güemes.

 
La Estancia El Bordo de las Lanzas es una empresa familiar dedicada a la producción agropecuaria en campos propios y de terceros. Tiene activa intervención en la agricultura orgánica y convencional en distintas zonas de la provincia de Salta. Su principal tarea es la producción de commodities y especialidades -soja, maíz, trigo, girasol, cártamo, porotos y caña de azúcar-, además tiene experiencia en cultivos alternativos -chia, quínoa, maní, amaranto, avena, maíz pisingallo y kenaf-. Su larga trayectoria y su equipo de trabajo, la habilita para brindar consultoría y asesoramiento especializado a inversores locales y extranjeros interesados en desarrollar e invertir en el sector.

La sala, como se conoce en el Norte a los cascos o casas principales de las estancias, conserva gruesas paredes, rejas forjadas, puertas centenarias que conducen a galerías frescas y tropicales. La arquitectura es un ícono del estilo colonial en Salta. En sus salones se destaca una colección de muebles, tallas y pinturas religiosas de los siglos XVII y XVIII, restos arqueológicos encontrados en el campo, valiosos libros y documentos incunables. Graziela Arias, con gran esfuerzo y dedicación creó un gran parque en el que conviven en armonía especias subtropicales autóctonas y exóticas. En sus alrededores los huéspedes pueden hacer cabalgatas y paseos en bicicleta. En la casa, tomar clases de cocina, de bailes típicos y masajes relajantes. Muy impactante es la visita a la reserva natural El Totoral y a distintas plantaciones. La fauna y flora del lugar es otro atractivo.

La estancia está en una situación privilegiada, a 45 minutos de la ciudad de Salta y a 50 minutos de la ciudad de Jujuy; esto permite que el lugar sea la base para recorrer la región o sea la etapa inicial o final de un recorrido por el NOA.

Magdalena Figueroa de Arias es quien se encarga del servicio de turismo en forma exclusiva. Y Daniel Vélez aporta su experiencia hotelera. Estas personas, logran un equipo dinámico dedicado para que las estadías sean únicas.

Salta es tierra de gauchos, muy característicos. Y el caballo es parte del paisaje y del habitante. El Caballos peruano de paso es de andar agradable y se puede ver en sus campos. Son 2500 hectáreas para recorrer, atravesando cultivos que se suceden entre islotes de monte con diversidad de árboles. Palos Borrachos, Lapachos, Algarrobos, Talas, Jacarandás, Ceibos y más especies. Hay diferentes tipos de cactus. Según la época del año las copas de los árboles se pintan de rosados, violetas, amarillo y rojos.

La propuesta de pasar un medio día en la estancia se llama Día del Gaucho. Luego del arribo a El Bordo, y antes de almorzar, hacen un circuito por el parque y alrededores de la casa principal. Después de comer, ven una demostración de las típicas pilchas de un gaucho norteño, con guardamontes, usados desde antaño por los gauchos, para adentrarse en los agresivos montes y protegerse de espinas y ramas. Hay una cabalgata y quienes no monten a caballo pueden visitar las represas de riego para observar aves y plantas autóctonas, potreros y, con un poco de suerte, ver algún exponente de la fauna local que rodea el casco. Al regresar les sirven la merienda.

www.estanciaelbordo.com

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