INTERNACIONAL Científicos chilenos logran producir vinos con bajo alcohol sin sacrificar la calidad

Apología del Malbec

Por Enrique Chrabolowsky

Hace algunos años, recorría junto al conocido enólogo francés Michel Rolland algunas propiedades de Pomerol (uno de los terroir más tradicionales de Burdeos) buscando determinar el grado de madurez de los insuperables Merlot de la zona. De pronto se detiene, arranca un par de granos de una cepa que lucía diferente, esboza una sonrisa y me los hace probar. Sin dejarme opinar, me disparó esta frase: Es Malbec. Cada tanto encontramos algunas plantas que quedaron desde hace años, son buenas, pero nunca tendrán la calidad que ofrecen en la Argentina.

Con el tiempo comprobé que al Malbec lo podía encontrar en casi todo el mundo. Lo descubrí también Estados Unidos, Israel, Chile, Italia, Sudáfrica, Australia, Crimea (en toda la zona del Mar Negro, donde se lo conoce como Caorskoie) e incluso en España. Pero no era lo mismo. Esta variedad de linaje francés encontró en la Argentina su lugar y se convirtió en el cepaje emblemático. A pesar de que existen muy buenas expresiones de Cabernet Sauvignon, Syrah, Merlot, Bonarda y hasta de Tempranillo, nadie podría negar que la personalidad argentina está en el Malbec.


Por eso se la conoció como la uva francesa (aún en la actualidad antiguos viñateros la llaman así). En pocos años, la variedad demostró (como sucedió con cientos de miles de inmigrantes que llegaban de una Europa empobrecida) que la Argentina era su lugar y se desarrolló y difundió agradecida, para brindar rápidamente una primera generación de vinos con acento criollo. Hablar de Malbec en Mendoza, la provincia argentina que la albergó desde siempre, es casi un sentimiento. Nadie deja de respetarla y es la columna vertebral de la cultura del vino.

Si bien la cepa fue adquiriendo características propias en cada subregión donde fue implantada, podría intentarse una descripción genérica de los vinos elaborados con ella, haciendo la salvedad que cada uno mantiene una personalidad íntimamente asociada al terruño donde la uva fue cosechada: una variedad con múltiples lecturas y sensaciones.

A la vista, cuando es joven, sorprende por su color rojo muy intenso con destellos violáceos que se distinguen en el borde de la copa. En el límite con el negro, en muchos casos, la vista anticipa un trago especial, espeso, carnoso. Con el paso de los años, sus tonalidades viran al rojo cereza primero y luego, cuando la guarda se prolonga, gana matices un bordó de gran belleza.

Es en nariz donde regala cuidados aromas y se hace diferente, único. Normalmente es de una intensidad alta, que facilita su descripción. En los dos primeros años, hay un buen balance entre flores y frutas. La violeta es uno de los aromas siempre presente, junto a las ciruelas, guindas, frutos secos y bayas oscuras. En su paso por la buena madera, suele ganar una intensa vanilla, pasas de uva y café. Con el tiempo, el Malbec cede un espacio de su fruta a los aromas minerales, sin perder nunca su característica floral.

En boca es inconfundible: amplio, generoso y, sobre todo, con una dulzura natural que pocas variedades pueden ostentar. Las uvas maduradas por un sol pleno y persistente, endulzan los taninos y los hacen especialmente gratos. Son vinos que difícilmente tengan un final astringente en boca. De paso aterciopelado y final largo, descubren los sabores de las frutas negras, las mermeladas y las especies. Cuando pasan algunos años en estiba, se hacen más presentes las evocaciones a pimienta, vainilla, cuero y canela.

En la Argentina, el Malbec ha dado buenos resultados prácticamente en todas las zonas donde se cultiva la vid. Muy buenos ejemplos de ello se pueden encontrar en la provincia de Salta (a más de 2000 metros sobre el nivel del mar), donde los vinos tienen un carácter propio con una gran concentración y un estilo definido. No es lo mismo un Malbec de Cafayate que uno del Valle de Uco en Mendoza, afortunadamente. Si bien la variedad no está -en muchos casos- utilizada en un 100%, se suele combinar en alguna proporción con Cabernet Sauvignon, Merlot, Syrah u otros.

Sin duda, es en Mendoza donde esta viña logró su mejor expresión y donde existe la mayor superficie implantada. Las zonas más prestigiosas son Luján de Cuyo y Maipú (al norte de la provincia) y Tunuyán, Tupungato y San Carlos (en el sur). Lentamente, otras regiones que tradicionalmente obtienen grandes volúmenes, logran calidad a partir de intensos cuidados en los viñedos, reducción en la producción y especial énfasis en la calidad (esto se ve en los departamentos de Rivadavia, Junín y Santa Rosa, al este).

El abanico de posibilidades de encontrar un buen Malbec, sin necesidad de desembolsar una suma alta de dinero, es amplia y variada. Es el vino de la gente que lo consume a diario y se lo encuentra a un costo cercano a los 2 euros por botella. Subiendo en la escala, los Malbec Premium logran un espacio cada vez más importante en el mundo y obtienen calificaciones sobresalientes en las degustaciones de las principales revistas especializadas. Cada día son más las bodegas que suman al exclusivo club de los 90 up. Y no es fruto del azar. La preocupación por estar en los altos niveles cualitativos, es casi una obsesión para bodegueros que apuestan fuerte en asesores, insumos, barricas y, sobre todo, en el trabajo en los viñedos donde radica la verdad del vino: nadie hace un buen vino con mala uva.

Sus características especiales hacen que el Malbec sea cada vez más requerido. Es un vino de gran placer que todavía, merced a las coyunturas económicas/cambiarias, puede ser adquirido a un costo bajo, superando largamente en calidad a muchos otros vinos originados en otros países. Es una buena oportunidad para que la gente lo conozca y lo adopte.

La mejor síntesis sobre esta variedad emblemática que, definitivamente, halló su lugar en el mundo, la dio Robert Parker Junior hace muy poco: El Malbec hará grande a la Argentina. Hacia el año 2015 la grandeza de los Malbec argentinos será comprendida como un don y su lugar en el panteón de los vinos nobles del mundo, estará garantizado.



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