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Fuente: Circuito Gastronómico | Roberto Colmenarejo, Sommelier y docente.
Tarea interesante que disfruta la mayoría de los enófilos, la compra inteligente de vinos es una actividad placentera y medianamente compleja, que requiere contar con un mínimo de información. Sobre todo actualmente cuando la oferta vitivinícola nacional es tan amplia y variada. Argentina posee hoy 1250 bodegas registradas, con unas 5000 marcas comerciales de vino, así que la cosa no es tan simple como parece…
Para “echarles una mano” a los primerizos, aquí van tres consejos imprescindibles:
1. ¿Donde comprar? Lo primero que debe considerarse es el lugar donde se adquirirán los productos. Para vinos simples y de precio bajo es conveniente buscar un negocio en donde las botellas tengan alta rotación (por ejemplo un hipermercado), lo que asegura que han estado poco tiempo en la góndola y no han sufrido demasiados maltratos.
Para vinos de mayor precio o para botellas de añadas viejas conviene elegir una vinoteca especializada. Allí sus propietarios (casi siempre grandes amantes del vino) tratan a sus productos casi como si fueran niños. En estos lugares se puede comprar con total tranquilidad, sabiendo que las botellas han sido cuidadosamente manipuladas.
En ambos casos hay que evitar siempre los vinos que han estado en exposición en una vidriera o estantería; pues es muy probable que la luz, el calor y los cambios de temperatura lo hayan arruinado (es relativamente fácil de darse cuenta de ello, pues la etiqueta de la botella suele estar deslucida o despegada). Si fuera posible, lo ideal sería comprar siempre una caja cerrada, para asegurarnos una mejor conservación del vino.
Yo en general prefiero comprar en vinotecas, por el trato personalizado, la conservación de los productos y la mayor variedad disponible. Además, en estos lugares, suelen hallarse “perlitas” -habitualmente seleccionadas y recomendadas por el dueño- que no encontraremos en las grandes superficies.
Una tercera opción, sumamente atractiva pero onerosa, es comprar directamente en la bodega. Esta compra se justifica para vinos de añadas históricas, productos exclusivos de alto precio o ediciones especiales (que habitualmente no están en el comercio). El comprar directamente a la empresa productora asegura una buena guarda de los vinos, pero el costo solamente se justifica para grandes vinos.
2. ¿Qué comprar? El segundo punto a tener en cuenta es el tipo de vino que se quiere comprar. Si se conoce de vinos es un poco más fácil, pero para los que se inician en esta actividad puede ser sumamente difícil la elección.
Aproveche aquí los consejos de familiares y amigos; busque marcas o nombres de vinos o bodegas que le “suenen” familiares (que quizás haya probado con anterioridad en alguna reunión o comida). Esto es una buena guía, pues ya tendrá alguna referencia en cuanto a su gusto personal. Si por ejemplo le gustó un vino de uvas malbec que tomó en algún evento, busque otros vinos de la misma variedad. Si le sorprendió haber tomado un vino patagónico, revise las etiquetas hasta encontrar otros productos de la región.
Si no tiene idea, puede comenzar leyendo bien las etiquetas pues allí encontrará mucha información que puede ayudarlo a decidir. Debe buscar el tipo de vino (la variedad), la zona de producción, el año de cosecha (si lo tuviese), el nombre del productor o de la bodega, y quizás alguna mención referida a las características organolépticas del producto. Sin embargo, no se deje “encandilar” por el diseño o color de las etiquetas, ni por las poéticas descripciones del vino que suelen figurar en la contra-etiqueta ya que muchas veces son sólo un recurso de marketing que no guarda ninguna relación con la calidad del producto que encontramos dentro de la botella. Todos estos datos pueden ayudarlo un poco en la decisión de compra, simplemente siga su instinto…
En cualquier caso -sobre todo si no tiene mucha experiencia-, compre siempre el vino más joven posible (es decir, el que indique en la etiqueta un año de cosecha más cercano al actual), para asegurarse la frescura y mejor conservación del producto. Esta elección es vital en los vinos blancos y rosados, donde la juventud y vivacidad son atributos muy buscados (por ejemplo, en este momento ya hay que buscar en lo posible productos de la añada 2011). En los tintos el “margen de maniobras” para elegir suele ser algo mayor (dos o tres años, no más). Pero recuerde siempre que hay muchas más posibilidades de “clavarse” con un vino viejo que con uno más joven.
3. ¿Cuánto pagar? Por último, el precio es la tercera variable a considerar. Nuestro país tiene -afortunadamente para nosotros- una enorme diversidad de vinos. Esto le permite tener en cada segmento de precios decenas de vinos ricos y de notable calidad.
Históricamente, los supermercados suelen tener los mejores precios (por su gestión de volúmenes), aunque no siempre es así. Hoy los precios están bastante igualados en los diferentes puntos de venta (excepto en el caso de ofertas puntuales).
Incluso, muchas bodegas tienen como política comercial favorecer a los negocios especializados con descuentos y promociones a cambio de una venta mucho más personalizada, que produce una fidelización más efectiva a las marca. Por eso allí suelen encontrarse los valores más competitivos. Incluso hay muchos vinos -generalmente los conocidos como premium o de alta gama- que no se suelen vender en supermercados, por lo que la única opción es adquirirlos en una buena vinoteca.
Compre donde compre, el precio del vino que elija siempre estará relacionado con su poder adquisitivo, con la ocasión de consumo, con la elección como obsequio y/o con otra infinidad de factores que hace que este parámetro sea absolutamente subjetivo. Cada persona sabe muy bien cuánto puede gastar en una botella, así que no hay reglas en este sentido. Los mejores vinos no son los más caros -ni tampoco los más baratos-, sino aquellos que tienen buena RPC (relación precio-calidad), es decir, que “dan más” que lo que se pagado por ellos.
Conclusión: Si no conoce mucho del tema vinos, déjese asesorar por un vendedor especializado; él seguramente satisfará su demanda, lo guiará y quizás hasta le ayude a iniciarse en este apasionante mundo… Además, y aunque sea conversando, ¡el mejor vino siempre es el que se ha compartido!
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