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Bodegas boutique: las vedettes del rubro

Fuente: Revista Digital Cabal.
presidente_bodegaLas denominadas bodegas “boutique” están dedicadas a la producción de vinos de alta calidad en pequeños volúmenes. Son la nueva vedette del mercado vitivinícola y le han dado una vuelta de tuerca a la industria, no sólo son las que más exportan en relación a lo que producen sino también las que más crecieron en el mercado interno en los últimos años. Entrevistado por Cabal Digital, Sergio Mastrapasqua, presidente de Bodega Margot, aporta algunas de las claves del fenómeno, desde adentro.  Las “boutiques” son, en rigor, las “tiendas pequeñas y elegantes”. En el mundo de los vinos, el término se aplica a aquellas bodegas que basan su producción en principios y metodologías que privilegian la calidad por sobre la cantidad, y que asumen la fabricación artesanal, muchas veces en el marco de una iniciativa familiar.
bodegas_2Las estadísticas prueban que el de las bodegas boutique es un sector en franco crecimiento, dentro del mercado de vinos: no sólo son las que más terreno ganaron en el exterior en los últimos años, sino también las que más han crecido dentro del mercado interno.
Si bien son numerosas las bodegas que cuentan con dos o más generaciones de fabricantes, año a año aparecen nuevos proyectos que inician su historia empresarial y, con esfuerzo, pelean por hacerse un lugar. Si el público responde favorablemente, estas bodegas crecen, adquieren mayor tecnificación y equipamiento, y exportan parte de su producción, sin desvirtuar los principios que orientan este tipo de emprendimientos, y se caracterizan por su calidad y distinción, y por métodos muy cuidados de elaboración. La competencia con las grandes bodegas es uno de los mayores desafíos que enfrentan las bodegas boutique, que -aunque en algunos casos posicionan sus botellas en baja cantidad en los supermercados- apuntan a seducir a clientes que privilegien la excelencia y bondad de los productos, y a los que se atreven a diversificar y experimentar, tanto en la Argentina como en el extranjero (principalmente de EE. UU, Canadá y Brasil). Sus vidrieras son mayoritariamente las vinotecas, los restaurantes más sofisticados y los hoteles cinco estrellas.

Entre los referentes argentinos Bodega Margot, que preside Sergio Mastrapasqua, se define como un emprendimiento familiar, pujante y con excelente proyección de futuro. Esta bodega boutique tiene su sede en Chacras de Coria, Luján de Cuyo, Mendoza, y sus viñas en Tupungato (1050 msnm), Valle de Uco; son poco más de 27 Has: 8 de Malbec, 8 de Chardonnay, 5 de Sauvignon Blanc y 3 de Pinot Noir.
El nombre del emprendimiento y los de todas sus etiquetas hablan de tango. Y todos merodean la historia de Celedonio Flores (este porteño, amante del lunfardo,  grabó 21 temas con letras de Gardel;  Margot fue el primero de ellos).

Cabal digital conversó con su presidente, sobre la historia de la bodega y el presente de un rubro que crece más año tras año.

-¿Cuál es el mayor valor de las bodegas boutique, y qué las diferencia de  las que producen a un nivel industrial?
Sergio Mastrapasqua: -El mayor valor debiera ser la calidad, la innovación permanente y la adaptabilidad veloz a los cambios del mercado. Entiendo que, de lograrse esos objetivos, serían un factor sustancial de diferenciación con las llamadas industriales. En una pequeña bodega el enólogo, como un pintor en su atelier, tiene más para dar. Hay técnica pero también mucho corazón. Tiempo para expresarse. Esta forma de hacer vinos es una ventaja competitiva que se traduce en altísima calidad para el consumidor.

-¿Vislumbra un futuro promisorio para las bodegas boutique?
S.M.: -Lo vislumbro en tanto se mantengan las políticas macro nacionales que hoy imperan por decisión gubernamental (tipo de  cambio administrado, superávits paralelos, políticas crediticias blandas para pymes que alienten al pequeño empresario a invertir, apoyo a la realización de misiones comerciales y fortalecimiento del mercado interno a través del empleo y el consumo). Sin esas políticas activas y en una economía concentrada como la de la Argentina, las bodegas boutique correreríamos la misma suerte que cualquier otra pequeña empresa sin capital suficiente para sobrevivir. Una historia que ya vimos. Creo que la asociatividad productiva y comercial de las pequeñas bodegas debiera ser una prioridad. Atenta contra ello la cultura misma de la industria vitivinícola  formada a partir de años y caracterizada por grandes empresas que operan unilateralmente.

Un caso testigo

-¿Cuando fue creada su bodega y qué lo decidió a encarar un proyecto de este tipo?
S.M.: -Se creó en 2002. Desde 1997 comencé a acercarme al negocio del vino desde la consultora en adquisiciones de empresas en la que yo trabajaba. En 1999 me asignan un emprendimiento vitivinícola (adquisición de tierras, bodega, desarrollo de marcas y productos). Lo hice y  me gustó. Y el vino y todo lo vinculado a él, a pesar de ser un negocio muy difícil, es una tarea noble que atrapa y llega a apasionar. Fue mi caso. En 2002 cansado de la corporación, decidimos con mi familia y unos muy pocos ahorros (hoy lo veo como demasiado pocos) comenzar con el proyecto Margot.

-¿Cuáles son los principios o conceptos que orientan la historia de la bodega?
S.M.: -La autenticidad de que hacemos, la calidad de los productos que logramos y una fuerte identidad con los valores culturales y de trabajo de nuestro país.

- ¿En qué tipo de vinos se especializa y qué otras bebidas produce la bodega?
S.M: -Producimos vinos. Tranquilos y espumantes. De calidad Premium. Todos de nuestro propio viñedo de treinta hectáreas, ubicado en Tupungato, Mendoza (uno de los clusters vitivinícolas más importantes de la Argentina). Manejamos el viñedo bajo el concepto de agricultura de precisión (el tipo de terreno define al vino) y de altura. Nuestras vides están a 1050 metros sobre el nivel del mar. Pronto inauguraremos nuestra bodega bajo el concepto de la primer “icon winery” de argentina. Es decir un establecimiento de poca capacidad con altísima tecnología para producir pocos litros de muy alta calidad en botellas numeradas.

-¿Cuál es el espíritu que define a los vinos de Bodega Margot?
S.M.: -Son vinos fáciles de tomar, amigables y elegantes. Con carácter. No pasan desapercibidos. Su espíritu es el de la empresa y sus hacedores. Buscamos conquistar al público con sinceridad y orgullo de lo que somos. Innovando siempre. La innovación no es solo un objetivo estratégico sino un estilo de vida para nosotros. Y no es un cliché. Lo creemos, lo necesitamos y nos divierte.

-¿A qué países exportan actualmente?
S.M.: Exportamos a Estados Unidos de Norteamérica (estamos en 16 estados), México y China. El año entrante pretendemos solidificar nuestra presencia en el importante mercado interno argentino y abrirnos a mercados como Brasil con quien hemos comenzado tratativas y los del sudeste asiático. Creemos en los países emergentes como clientes naturales de nuestros productos.

-¿Con qué recursos enfrentan la competencia con supermercados y grandes  marcas? ¿A qué segmento del mercado apuntan?
S.M.: -No vendemos en supermercados. Nuestra estrategia es la de volúmenes acotados (para el año entrante 150.000 botellas) para circuitos comerciales exclusivos. Creemos en la especialización de lo que hacemos pero también en la diversificación de negocios para lograr sustentabilidad. En ese sentido hemos conformado un concepto de enoturismo que avanza sin pausa a través de nuestro Hotel Champagnerie (concepto acuñado por nosotros)con Bistro en los caminos del vino de Luján de Cuyo. Creemos que la calidad de un vino no es apreciada en cualquier lugar donde el mismo se venda. Necesita de asesoramiento y de “escaparates” diferenciados, que entiendan el concepto y el diseño del producto. Las vinerías especializadas y la venta corporativa son nuestro fuerte en el mercado argentino. Más allá de la tecnología, que la usamos obviamente, creemos en el factor humano y en la cadena de valor que cada uno –como equipo- va creando como un recurso insustituible a la hora de llegar al consumidor. La honradez del producto debe ser expresada por quien la venda. En el mirar a los ojos, en la pasión que ponga para convencer porque está convencido. Nuestra principal herramienta de competencia es nuestra gente, nuestros colaboradores. En tanto que todos estemos enamorados con lo que hacemos, será fácil transmitirlo. Nadie puede transferir lo que no posee. En Margot todos tenemos muy claro que queremos y a donde vamos. No siempre fue así por supuesto. Hoy si lo es. Hubo que construir “la cultura de la empresa”. Para quienes conducimos es un gusto crear empleo y ver como quienes nos acompañan se desarrollan como personas y profesionales. Velamos por un ambiente de trabajo alegre y pujante. Si debo enlistar nuestros recursos en pocas palabras diría: equipo comprometido, contento y con ideas, innovación constante, diversificación, materia gris, rumbo claro, perseverancia y coraje.

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