Villa Crespo Nuevo Polo Gastronomico

¿Qué había en Palermo hace diez años, cuando aún no era ni por asomo el polo gastronómico y turístico que es hoy? Varias cosas que en Villa Crespo hoy todavía existen.

Ahí nomás, a tres cuadras de la multitudinaria Plaza Serrano, apenas metros después Avenida Córdoba, hay casas viejas listas para ser recicladas y transformadas en locales, espacios libres para estacionar, una posición geográfica con buenos accesos (Juan B. Justo, Corrientes, Córdoba), viejas fábricas y talleres, y un clima barrial que le da calidez a sus calles.

Y en medio de esa tensa calma, aparece una serie de restaurantes que podrían estar perfectamente en Armenia y Honduras. Hoy podés comer un brunch con vista a la calle Serrano, una cena maridada con vinos de alta gama a pocas cuadras de la cancha de Atlanta, o un plato vietnamita sobre Castillo, casi Estado de Israel. En el último año abrieron en Villa Crespo (allí donde sólo había pizzerías y bodegones) más de diez lugares con propuestas internacionales y gourmet. ¿Asoma un nuevo polo gastronómico?

AYER GRANDE DE MUZZA, HOY SASHIMIComo en todo barrio residencial, los restaurantes de Villa Crespo siempre fueron tradicionales. Ahí siguen firmes la pizzería Nápoles, emblema gastronómico del barrio, las cantinas Los Amigos y La Mamma Rosa, y también Sarkis, el bodegón armenio que explota de gente cada noche. A lo largo de la década pasada, llegaron algunos emprendimientos tan solitarios como exitosos: entre otros, el bar oculto Ocho7ocho y Salgado Alimentos, una vieja fábrica de pastas convertida en restaurante.

Pero la verdadera revolución se dio a partir de 2005 con el auge de los outlets de ropa. Hoy son más de 70 los locales que funcionan en apenas cuatro cuadras, rodeadas por las calles Serrano, Acevedo, Castillo y Aguirre. El fenómeno atrajo a hordas de porteños y extranjeros que, especialmente los fines de semana, copan las veredas cargados de bolsas. ¿Adónde paran a tomar algo? Antes tenían que ir hasta Palermo. Hoy ya no hace falta: abrieron en los alrededores tres cafecitos nuevos, modernos y cosmopolitas.

Pero el fenómeno gourmet de Villa Crespo también abarca cenas y almuerzos. Hay restaurantes étnicos, a puertas cerradas, japoneses y también bodegones modernos, con estética vintage.

BOLSAS, BILLETERAS Y MUFFINS“Desde que abrimos (en septiembre de 2010), cada fin de semana viene más gente y muchos de ellos son de Brasil, y cada vez más gente de mayor nivel económico”, cuenta Darío Muhafara, al frente de Malvón, ubicado en el centro neurálgico de la nueva zona comercial.

Lo concreto es que los nuevos lugares tienen el estilo de los de Palermo: pequeños y de cierto aire artesanal, entre bohemio y chic. No se puede entender Café Crespín o Malvón sin pensar en Oui Oui, ni evitar paralelismos entre Besón y las cantinas modernas Enfundá la Mandolina o Pájaro que Comió.

Para un paseo de compras, para una cena gourmet, o para rememorar aquellos años de bohemia en Palermo Viejo, estos son algunos de los nuevos lugares recomendados de Villa Crespo:

1. LA CRESPOThames marca una de las fronteras dentro de la expansión de los outlets de Villa Crespo; poco parece ocurrir más allá de esa calle. El otro límite es la Avenida Corrientes. Casi en el cruce de ambas abrió La Crespo, un pequeño local lleno de sorpresas. Sí: en apenas unos pocos metros cuadrados la chef Clarisa Krivopisk ofrece una variedad tan amplia como tentadora de productos, con foco en la cocina judía pero sin quedarse sólo en ella. Knishes (papa, batata, calabaza, salmón), boios, kippes, triángulos de masa filo, strudel y un sándwich de pastrami que es una delicia (¡170 gramos de pastrón!). Hay un par de mesas, pero se puede comprar para llevar y hacen envíos. De lo nuevo, de lo mejor.
(Thames 674 / T. 4856-9770)

2. MALVONDarío Muhafara, uno de los socios que fundó el exitoso Green Bamboo mudó a Villa Crespo su experiencia gastronómica y su talento para crear espacios únicos. Fascinado por los delis neoyorquinos y buscando darle una vuelta propia y local, creó Malvón. El corazón del lugar es la pastelería y la panadería, toda de elaboración propia en el día, disponible para llevar a casa. Sobre el mostrador se exhiben focaccia con papa y aceite de oliva, ciabatta, cornbread (pan de maíz), brioche o bagels. Entre los platos, definen la propuesta las Louisina Ribs, el Hot Pastrami o el Tuna Sándwich. Días de semana aún se puede ir tranquilo. Sábado y domingo, el lugar desborda.
(Serrano 789 / T. 3971-2018)

3. CAFE CRESPINInspirado en la cocina norteamericana y en un ambiente despojado pero colorido, Café Crespín resume sencillez, buen gusto y detalles chic ya conocidos en otros lugares. En sus mesas se mezclan jóvenes profesionales que van a trabajar con sus computadoras, parejas cancheras en su paseo de compras y algún turista afincado en Buenos Aires y cansado de Palermo. Hay que ir para comerse las tostadas de brioche con canela y jarabe de maíz (maple syrup) de la madre patria. El brunch o el sándwich de pastrón, te pueden hacer sentir en un deli de alguna ciudad norteamericana. Con un poco de imaginación y siguiendo con un Cinnamon Roll se puede mantener vivo ese encanto.
(Vera 699 / T. 4855-3771)

4. MELAO“Esto es una fondita”, dice Yilán Gil, cocinera y dueña de este pequeño lugar, ubicado casi en la esquina de Estado de Israel y Castillo. Ella es cubana y su nombre deriva de uno vietnamita. Esta mezcla, con raíces en los vínculos políticos de ambos países quizás explique la propuesta de la carta del lugar que ofrece un resumen de la gastronomía de países tan diversos como China, Colombia, Venezuela, Irlanda, Brasil, Cuba, Vietnam, Marruecos, Ecuador, Trinidad y Tobago, y hasta el País Vasco. Yilán arrancó con un local en Caballito y hace tres años se mudó a Villa Crespo. “Esta es mi cocina, la gente come acá como si comiera en mi casa”, cuenta la morocha, rodeada de las solo cinco mesas que hay en su local. Cuando no está allí cocinando, está organizando algún evento o grabando Mi Cuba y Súper Express, los dos programas en los que trabaja en el canal Utilísima.
(Castillo 52 / T. 4854-5929)

5. BESONRestorán. Así nombran a esta esquina sus dueños. El lugar es una mezcla de restaurante de barrio con fonda, con apenas una pátina canchera, más dada por su público variado que por una decoración moderna. Sea lo que sea, el lugar vive entre las preferencias de los vecinos y los visitantes ocasionales al barrio. La carta es honesta y sin estridencias: empanadas de carne cortada a cuchillo, mollejas grilladas con hierbas, buen cordero, pechito ahumado a la cerveza o bife de chorizo. El lugar vive en el equilibrio entre el clima tranquilo del viejo Villa Crespo y el frenesí del crecimiento del barrio.
(Castillo 501 / T. 4777-1236)

6. PALADARA Ivana Piñar, sommelier, y Pablo Abramovsky, cocinero, los unió el amor. El amor creó un hogar y decididos a cocinar también para otros abrieron su casa, un amplio departamento en un primer piso al que se sube por escalera. Ambos reciben a los comensales en un clima intimista y con un menú en pasos que cambia todos los fines de semana. La experiencia suma la calidad de un restaurante con un servicio profesional, personal y cálido. Las cenas son de jueves a sábados y a los que quieren se les envía cada semana el nuevo menú. Hay pocos lugares, la casa está en algún sitio de la calle Camargo que se devela al hacer la reserva.
(T. 1557977267)

7. ALMACEN SECRETOLlegando a Almacén Secreto uno tiene la sensación que el barrio termina ahí, en su calle cortada, con la vía del tren al fondo. El restaurante (al que solo se entra con reserva) está escondido detrás de una pared blanca. Adentro todo es cálido y agradable: se atraviesa un patio como los que aún quedan en algunas casas viejas y uno se sumerge en un ambiente entre hogareño y artístico. Enormes cuadros en las paredes, esculturas de lata, autos pequeños hechos a mano, estanterías de madera. La comida recorre platos típicos de diferentes regiones, principalmente del norte y del centro del país: humitas, tamales, pescados de río, provoleta de cabra o empanadas tucumanas. Buena opción para una cena íntima.
(Aguirre 1242 /  T. 4854-9131)

8. HIKARUEl barrio no podía dejar de tener su propio lugar de cocina japonesa y sushi. Se llama Hikaru y repite los chichés de la mayoría de los locales de este tipo: ambiente minimalista y despojado, con espacios amplios y bien iluminados. La cocina sigue los pasos de los mejores exponentes del rubro. El cocinero y responsable es Pablo Nohara, hijo de japoneses dedicados a la tintorería, con amplia experiencia como cocinero. El lugar es recomendable: buen producto, buena atención y un eficiente servicio de delivery. Correcta relación precio calidad, acorde con los valores del barrio, dónde el precio de los platos todavía no está palermizado.
(Rocamora 4584 / T. 4866-0046)


Por Martín Auzmendi

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