ARGENTINA Mendoza será sede del Futuro del Vino Argentino

Los nuevos consumidores de vino, un grupo homogéneo

No importa en qué parte del globo se ubiquen, los nuevos consumidores de vino comparten más aspectos en común que los de las generaciones anteriores.

 Fuente: Ana Ricci
Son atrevidos y auténticos, prestan atención a las historias contadas por las bodegas y difunden sus propios puntos de vista por las redes sociales.

Además de eso se afilian a la cultura del vino a edades más tempranas que la generación anterior, se preocupan extremadamente por hacer una buena elección a la hora de la compra y definitivamente se inclinan más por la cepa que por la región de origen.
La actual generación de bebedores de vino está menos dividida que la anterior, conforma un grupo semejante, ya sea bajo idiosincrasia geográfica o cultural, y ésto debería favorecer a los marketineros del vino.
Estos consumidores, que rondan los 30 años, tienen acceso al mismo tipo de influencias, las mismas marcas, la misma información, dándoles una identidad uniforme. La idea más impactante en ellos a la hora del branding es la autenticidad que la marca logre transmitirles, que no genere falsas espectativas y que el mensaje transmitido sea equivalente a la realidad.

Estos jóvenes adultos también revelan cierta conducta cínica; cuando algún producto o servicio no les gusta comienza un ruedo cibernético y desparraman malos comentarios, por mensaje de texto, facebook, mail o twitter.
Con respecto al lado positivo se ven muy atraídos por historias, anécdotas o breves cuentos, los cuales son rápidamente distribuidos a toda su lista de contactos. Están atentos a los puntajes y a los comentarios de los conocedores en la materia.
Si un vino tiene un claro conjunto de valores de marca y una historia asociada será un éxito dentro de esta generación.

Otro punto importante que la nueva generación detecta es el valor de “conciencia colectiva” basado en la idea de que los vinos deben estar producidos por bodegas que hacen visible el respeto hacia aquellos para quienes producen… esto es: verse incluídos en la imagen madre de la bodega.
Para la mayoría de estos consumidores el vino sigue siendo una sofisticación, y es muy distinto de otras bebidas alcohólicas, especialmente el vino tinto. Esta cultura se ha transformado en algo presente en los hogares, muchos de ellos tienen más de 6 botellas a la vista de su grupo social, ya sea de la vida real o virtual.

Con respecto a las marcas que eligen optan por aquellas más novedosas, de bodegas nuevas, siendo absolutamente infieles y exploradores. Buscan tambien alguna identificación con la edad de la bodega.
En actitud de pedir un vino en un restaurant se preocupan excesivamente por evitar una mala elección y parecer ignorantes en frente del grupo que quieren impresionar.
Muestran una marcada diferencia entre los vinos que compran en el supermercado o vinoteca y los que piden en restaurant.  El primero es el ámbito del desarrollo de la confianza personal, y el segundo una apuesta de conocimiento, poder y seducción frente a los pares.

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