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Jean-Jacques Bonnie es integrante de la familia francesa que ha invertido millones de dólares en la creación y el montaje de la bodega DiamAndes.
Jean-Jacques y su esposa, Séverine, manejan operativamente el emprendimiento junto con Veronique Bonnie. Así, los hermanos llevan adelante la empresa montada por sus padres Alfred y Michelle, quienes son amantes de la Argentina.
En esta entrevista, Jean-Jacques cuenta detalles acerca de la inversión y de su vida en Mendoza.
–¿Cómo surge la decisión familiar de encarar nuevos horizontes vitivinícolas y cómo llegaron a Clos de los Siete?
–Michel Rolland es nuestro consultor en Burdeos y ya es un amigo de la familia, y nos propuso realizar el proyecto, que le gustó mucho a mis padres. Siete productores de vino bordeleses juntándose y participando con una parte de su producción en un vino en común es algo muy novedoso, que permite hacer un vino en cantidades significativas, manteniendo su producción en bodegas boutique y así trabajando con un nivel de detalles que no se puede lograr en una bodega del tamaño que hubiese sido necesario para poder producir esas cantidades. Además, el terroir del Valle de Uco con sus noches frescas y sus suelos de muy buen drenaje, favoreciendo la implantación en profundidad de las raíces, nos hizo pensar que en este lugar se podían hacer vinos con una personalidad muy afirmada y coincidiendo con lo que nos gusta en un vino. En efecto, nuestra localización nos permite producir vinos que expresan la generosidad del clima argentino manteniendo una frescura que les da elegancia, fineza, largo en la boca y capacidad de guarda.
–¿Cómo se les ocurrió el nombre?
–Existe cerca de la bodega un lugar mágico que se llama la Laguna del Diamante. Y de allí se nos ocurrió el nombre de diamante en los Andes: DiamAndes. Este nombre refleja el sentimiento que nos da el lugar y su capacidad en producir una gran uva: ¡es una joya! Y es esa joya la que queremos embotellar y transmitirles a los amantes del gran vino.
–¿De cuánto ha sido la inversión que han realizado?
–Una inversión significativa en términos de dinero, pero también en cariño y en lo personal.
–¿Qué características tiene el vino que elaboran?
–Los vinos son densos y largos, y mantienen un nivel de acidez que los hace rápidos y alegres en la boca. Resultan elegantes y, por tanto, muy maridables. En Burdeos es el ideal del gran vino. Nuestros vinos que están en el mercado o a punto de salir van de $165 a $40.
–¿Cómo se dividen las tareas en la bodega?
–El equipo de la bodega es 100% argentino. Hay un gerente general enólogo, apoyado por un segundo enólogo y una responsable administrativa y de turismo. A la vez, la parte de marketing y financiera está apoyada por nuestro equipo francés. Tenemos muchos intercambios a nivel productivo, es decir, nuestro enólogo francés pasa las vendimias aquí y el argentino viaja a Burdeos.
–¿Participaron en el diseño arquitectónico de la bodega?
–En particular, mis padres, quienes durante la concepción y la construcción de la bodega han pasado mucho tiempo aquí. También mi hermana siguió su realización paso a paso, mi mujer participó en el desarrollo de la parte turística y en su inauguración, y yo en la parte técnica de producción. Pero no hay que olvidar el talento creativo es de los arquitectos mendocinos Bórmida y Yanzón.
–¿Cómo ven la realidad económica de Argentina?
–En lo que es el vino, la aceptación, el reconocimiento, como la notoriedad de Argentina, no para de crecer. De hecho, es el caso del país entero. A la vez, también estamos padeciendo una inflación que genera incrementos de costo muchos más rápidamente que la de los otros países productores y que superan mucho la evolución de la paridad peso/dólar. Este incremento de costo no puede repercutir en los precios. Y eso nos hace las cosas cada vez más complicadas. En algún momento tendrá que tener solución.
–¿Es cierto que anteriormente se dedicaban a la industria de la limpieza?
–Sí. Mis padres desarrollaron una empresa de productos de cuidado de la ropa y el hogar.
–¿Qué costumbres argentinas han adoptado?
–Más que nada han sido culinarias. Mi mujer aprendió a hacer empanadas, que ofrecemos a nuestros amigos en Francia, sea en el tamaño normal o mini para picar con un aperitivo. Y yo aprendí a hacer matambre a la parrilla, poniéndole medio limón encima y pimienta. Les encanta a mis amigos en Francia.
El emprendimiento tiene 130 hectáreas con Malbec, Chardonnay, Cabernet Sauvignon y Viognier. Hace unos cuantos meses comenzaron a vender, en los mercados norteamericano y argentino, los vinos Gran Reserva y este año lanzarán los varietales Malbec 100porciento y los vinos blancos DiamAndes de Uco Chardonnay y DiamAndes de Uco Viognier 100porciento, para luego comercializar Malbec/Syrah, que se llamará Perlita by DiamAndes.
Para Jean-Jacques Bonnie, el “Malbec mendocino está teniendo éxito en el mundo y nuestra bodega llega en un momento excelente para introducir los vinos mediante una diferenciación evidente, si los comparamos con algunos que se están comercializando”.
Además, Bonnie afirma: “Tratamos a la uva como a una fruta, con toda la delicadeza que el cuidado humano y la tecnología le puedan brindar. Los vinos de bodega DiamAndes se vinifican en tanques y luego se crían en barricas de roble francés, a las cuales se les dan tres usos como máximo. Los productos poseen una crianza de alrededor de 20 meses, de la que resultan tintos complejos y seductores, intensos y equilibrados, embotellados en la bodega”.
Con respecto a los planes de la empresa a futuro, el hombre explica que “ha sido todo un proyecto desarrollar esta bodega, pero sólo fue un comienzo”.
“Ahora, el principal proyecto es hacer que sea un éxito”, concluyó Bonnie.
Fuente: Diario UNO
Jean-Jacques Bonnie pertenece al grupo inversor europeo que hace poco más de seis meses inauguró en el Valle de Uco la bodega DiamAndes, de Clos de los Siete. En esta entrevista, Jean-Jacques cuenta detalles acerca de la inversión y de su vida en Mendoza.
–¿Cómo surge la decisión familiar de encarar nuevos horizontes vitivinícolas y cómo llegaron a Clos de los Siete?
–Michel Rolland es nuestro consultor en Burdeos y ya es un amigo de la familia, y nos propuso realizar el proyecto, que le gustó mucho a mis padres. Siete productores de vino bordeleses juntándose y participando con una parte de su producción en un vino en común es algo muy novedoso, que permite hacer un vino en cantidades significativas, manteniendo su producción en bodegas boutique y así trabajando con un nivel de detalles que no se puede lograr en una bodega del tamaño que hubiese sido necesario para poder producir esas cantidades. Además, el terroir del Valle de Uco con sus noches frescas y sus suelos de muy buen drenaje, favoreciendo la implantación en profundidad de las raíces, nos hizo pensar que en este lugar se podían hacer vinos con una personalidad muy afirmada y coincidiendo con lo que nos gusta en un vino. En efecto, nuestra localización nos permite producir vinos que expresan la generosidad del clima argentino manteniendo una frescura que les da elegancia, fineza, largo en la boca y capacidad de guarda.
–¿Cómo se les ocurrió el nombre?
–Existe cerca de la bodega un lugar mágico que se llama la Laguna del Diamante. Y de allí se nos ocurrió el nombre de diamante en los Andes: DiamAndes. Este nombre refleja el sentimiento que nos da el lugar y su capacidad en producir una gran uva: ¡es una joya! Y es esa joya la que queremos embotellar y transmitirles a los amantes del gran vino.
–¿De cuánto ha sido la inversión que han realizado?
–Una inversión significativa en términos de dinero, pero también en cariño y en lo personal.
–¿Qué características tiene el vino que elaboran?
–Los vinos son densos y largos, y mantienen un nivel de acidez que los hace rápidos y alegres en la boca. Resultan elegantes y, por tanto, muy maridables. En Burdeos es el ideal del gran vino. Nuestros vinos que están en el mercado o a punto de salir van de $165 a $40.
–¿Cómo se dividen las tareas en la bodega?
–El equipo de la bodega es 100% argentino. Hay un gerente general enólogo, apoyado por un segundo enólogo y una responsable administrativa y de turismo. A la vez, la parte de marketing y financiera está apoyada por nuestro equipo francés. Tenemos muchos intercambios a nivel productivo, es decir, nuestro enólogo francés pasa las vendimias aquí y el argentino viaja a Burdeos.
–¿Participaron en el diseño arquitectónico de la bodega?
–En particular, mis padres, quienes durante la concepción y la construcción de la bodega han pasado mucho tiempo aquí. También mi hermana siguió su realización paso a paso, mi mujer participó en el desarrollo de la parte turística y en su inauguración, y yo en la parte técnica de producción. Pero no hay que olvidar el talento creativo es de los arquitectos mendocinos Bórmida y Yanzón.
–¿Cómo ven la realidad económica de Argentina?
–En lo que es el vino, la aceptación, el reconocimiento, como la notoriedad de Argentina, no para de crecer. De hecho, es el caso del país entero. A la vez, también estamos padeciendo una inflación que genera incrementos de costo muchos más rápidamente que la de los otros países productores y que superan mucho la evolución de la paridad peso/dólar. Este incremento de costo no puede repercutir en los precios. Y eso nos hace las cosas cada vez más complicadas. En algún momento tendrá que tener solución.
–¿Es cierto que anteriormente se dedicaban a la industria de la limpieza?
–Sí. Mis padres desarrollaron una empresa de productos de cuidado de la ropa y el hogar.
–¿Qué costumbres argentinas han adoptado?
–Más que nada han sido culinarias. Mi mujer aprendió a hacer empanadas, que ofrecemos a nuestros amigos en Francia, sea en el tamaño normal o mini para picar con un aperitivo. Y yo aprendí a hacer matambre a la parrilla, poniéndole medio limón encima y pimienta. Les encanta a mis amigos en Francia.
Personal
- Jean-Jacques nació en París el 18 de diciembre de 1973. Pasa parte del año entre Mendoza y Francia, donde posee el Château Malartic-Lagravière.
- DiamAndes fue inaugurada en diciembre pasado.
- Los padres de Jean, Alfred y Michèle, vivieron en Buenos Aires entre 1968 y 1970. Su papá trabajó para Coca-cola y en General Motors, para la agencia de publicidad estadounidense McCann-Erickson.
Vamos al grano
La Bodega DiamAndes está ubicada en Vista Flores (Tunuyán) y en pocos meses ha vivido un importante crecimiento en sus ventas, tanto en Argentina como en el extranjero, jerarquizando aún más a Mendoza y sus productos vitivinícolas.El emprendimiento tiene 130 hectáreas con Malbec, Chardonnay, Cabernet Sauvignon y Viognier. Hace unos cuantos meses comenzaron a vender, en los mercados norteamericano y argentino, los vinos Gran Reserva y este año lanzarán los varietales Malbec 100porciento y los vinos blancos DiamAndes de Uco Chardonnay y DiamAndes de Uco Viognier 100porciento, para luego comercializar Malbec/Syrah, que se llamará Perlita by DiamAndes.
Para Jean-Jacques Bonnie, el “Malbec mendocino está teniendo éxito en el mundo y nuestra bodega llega en un momento excelente para introducir los vinos mediante una diferenciación evidente, si los comparamos con algunos que se están comercializando”.
Además, Bonnie afirma: “Tratamos a la uva como a una fruta, con toda la delicadeza que el cuidado humano y la tecnología le puedan brindar. Los vinos de bodega DiamAndes se vinifican en tanques y luego se crían en barricas de roble francés, a las cuales se les dan tres usos como máximo. Los productos poseen una crianza de alrededor de 20 meses, de la que resultan tintos complejos y seductores, intensos y equilibrados, embotellados en la bodega”.
Con respecto a los planes de la empresa a futuro, el hombre explica que “ha sido todo un proyecto desarrollar esta bodega, pero sólo fue un comienzo”.
“Ahora, el principal proyecto es hacer que sea un éxito”, concluyó Bonnie.
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