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Fuente: Diario de Cuyo.
El saldo resultó bastante más auspicioso de lo que temían los pesimistas cuando se insinuaban los racimos a comienzo de año. Una extraña sensación de alivio se percibió en los pasillos del cuarto piso del INV la semana pasada cuando Guillermo García, su titular, anunciaba los últimos datos que dejó la cosecha 2011. Desde hace unos años, hablar de 2.860 millones de kilos de uva cosechada en la vitivinicultura Argentina -un 5% más de lo que se estimó en el pronóstico reajustado de marzo-, es plantear un tablero de ajedrez con todas las piezas ordenadas y los jugadores esperando poder avanzar sobre sus estrategias. Por momentos eufórico -lógico, después de dos temporadas complicadas (2009-2010) donde los pronósticos del Instituto tuvieron sus yerros-, García, aseguró que “con lo cosechado, podemos hablar de un volumen perfectamente manejable por nuestra industria, no sólo para mantener las existencias y stock en niveles razonables, sino para sostener una oferta de productos con precios equilibrados, sostenidos y competitivos”.
Lo cierto, es que hay coincidencia en la dirigencia vitivinícola en plantear un escenario futuro, al menos, “sin sobresaltos”. Estiman que con el 28% del total de lo cosechado destinado a la elaboración de mosto y una disponibilidad técnica adecuada de caldos para satisfacer la demanda, son datos que ahuyentan el terror al sobre stock, y alientan al equilibrio de los precios.
El mosto “la vedette”
Ante las espasmódicas reacciones de la industria del mosto, no es poco señalar que en Mendoza hubo una mayor conducta hacia la elaboración del jugo de uva -un inusual 20%-, porque tradicionalmente los viñateros y bodegueros locales han sido remisos a “entrar por la variante del mosto”. El dato destacado lo aporta el oasis Este de Mendoza -principal zona productora del país que aporta más del 50% al total nacional- que destinó el 27% de su producción a la elaboración de mosto. Las 170 mil toneladas traducidas a concentrado, descomprimió el mercado de las uvas rústicas que fueron rumbo al mosto (que hoy se paga 1.440 dólares la tonelada en el mercado mundial, Estados Unidos sobre todo, que absorbe el 48% de nuestras exportaciones). Sostuvo además el sulfitado en $1.10 y $1.20 el litro. Esta situación, le da a la industria mostera un colchón ficiente para satisfacer una demanda internacional muy activa y de precios sostenidos.
El saldo resultó bastante más auspicioso de lo que temían los pesimistas cuando se insinuaban los racimos a comienzo de año. Una extraña sensación de alivio se percibió en los pasillos del cuarto piso del INV la semana pasada cuando Guillermo García, su titular, anunciaba los últimos datos que dejó la cosecha 2011. Desde hace unos años, hablar de 2.860 millones de kilos de uva cosechada en la vitivinicultura Argentina -un 5% más de lo que se estimó en el pronóstico reajustado de marzo-, es plantear un tablero de ajedrez con todas las piezas ordenadas y los jugadores esperando poder avanzar sobre sus estrategias. Por momentos eufórico -lógico, después de dos temporadas complicadas (2009-2010) donde los pronósticos del Instituto tuvieron sus yerros-, García, aseguró que “con lo cosechado, podemos hablar de un volumen perfectamente manejable por nuestra industria, no sólo para mantener las existencias y stock en niveles razonables, sino para sostener una oferta de productos con precios equilibrados, sostenidos y competitivos”.
Lo cierto, es que hay coincidencia en la dirigencia vitivinícola en plantear un escenario futuro, al menos, “sin sobresaltos”. Estiman que con el 28% del total de lo cosechado destinado a la elaboración de mosto y una disponibilidad técnica adecuada de caldos para satisfacer la demanda, son datos que ahuyentan el terror al sobre stock, y alientan al equilibrio de los precios.
El mosto “la vedette”
Ante las espasmódicas reacciones de la industria del mosto, no es poco señalar que en Mendoza hubo una mayor conducta hacia la elaboración del jugo de uva -un inusual 20%-, porque tradicionalmente los viñateros y bodegueros locales han sido remisos a “entrar por la variante del mosto”. El dato destacado lo aporta el oasis Este de Mendoza -principal zona productora del país que aporta más del 50% al total nacional- que destinó el 27% de su producción a la elaboración de mosto. Las 170 mil toneladas traducidas a concentrado, descomprimió el mercado de las uvas rústicas que fueron rumbo al mosto (que hoy se paga 1.440 dólares la tonelada en el mercado mundial, Estados Unidos sobre todo, que absorbe el 48% de nuestras exportaciones). Sostuvo además el sulfitado en $1.10 y $1.20 el litro. Esta situación, le da a la industria mostera un colchón ficiente para satisfacer una demanda internacional muy activa y de precios sostenidos.
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saludos