Será cosa nuestra?

 Fuente: Rumbovino Blog.

Muchas veces nos ha pasado que elegimos comprar especialmente un vino por haber leído excelentes críticas en alguna de las tantas revistas especializadas, y resulta que ese vino nos decepcionó. Esa situación, como decíamos repetida, nos lleva a preguntarnos al menos, ¿qué pasó?

La primera, y más elemental, explicación que podemos encontrar es que el vino no estuvo bien guardado y que eso lo pudo afectar directamente; esto bien podría ser válido por ejemplo para un vino que muestra una evolución anormal en relación a los años que tiene.

Otra de las cosas que pensamos puede pasar, es que las revistas, como es lógico, hacen su negocio y si por ejemplo cualquier bodega necesita una inyección “marketinera” para vender un producto, puede incidir de alguna manera en la descripción que se haga del mismo. Esto lo entendemos y hasta aceptamos.

Pero, quizás, lo que más nos inquieta es cuando las descripciones que uno lee del vino en cuestión, sobre todo en temas de aromas y sabores, no se acercan ni en lo más remoto a lo que el producto expresa… y no nos referimos a identificar un aroma o sabor en particular, sino a un concepto del vino en su conjunto. Solo por dar un ejemplo, es imposible que cuando uno compra un vino que se describe como fresco y frutal, se presente como pesado, “maderoso” y sin una nota de fruta. Es normal esta dicotomía? Realmente nos parece extraño…

Así que…
Si retomamos el concepto anterior, decimos que esto nos inquieta o preocupa porque sospechamos que quienes critican vinos, a veces, exageran demasiado sus notas con tal de imponerlo en el mercado…

Por eso mismo, cada día leemos más BLOGS elaborados por aficionados, en su mayoría imparciales y que además, habitualmente pagan las propias botellas que critican.

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