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Fuente: IProfesional.com.
… Uno de los mejores ejemplos de este nuevo flagelo que afecta a las empresas que venden al exterior se da en la industria vitivinícola. En diálogo con este medio, Guillermo Banfi, director de la bodega Sur de los Andes, alertó que “todos los empresarios que viven de la exportación hoy están sintiendo en carne propia que el negocio ya no les rinde como antes. Con una inflación de entre el 25 y el 30% y un tipo de cambio planchado, no queda otra que resignar toda la rentabilidad o subir los precios. El problema es que en el exterior aumentar los valores es la parte más complicada del negocio. No sólo el consumidor no quiere pagar de más, sino que el propio importador no está dispuesto a modificar su estrategia comercial”.
El experto recalcó que “algunas bodegas que tienen vinos en Estados Unidos en las góndolas a u$s10 los tienen que llevar a u$s12 o u$s13 pero esto no es gratis. Tiene un impacto negativo fenomenal, porque por esos precios allá es posible conseguir un buen vino de Francia o de Italia, países que, por la crisis europea, no sólo no están incrementando sus valores, sino que los están bajando”.
Banfi destacó que, a pesar del auge del vino que vive la Argentina, este es un problema clave y del cual no escapa ningún jugador. Al respecto, aseguró que “una bodega de las grandes no tuvo más remedio que subir sus precios y de 1 millón de cajas que pudo colocar en el exterior en 2009, pasó a 700.000 al año siguiente. Es decir que, por un retoque en los valores, perdió de vender 300.000″…
… Uno de los mejores ejemplos de este nuevo flagelo que afecta a las empresas que venden al exterior se da en la industria vitivinícola. En diálogo con este medio, Guillermo Banfi, director de la bodega Sur de los Andes, alertó que “todos los empresarios que viven de la exportación hoy están sintiendo en carne propia que el negocio ya no les rinde como antes. Con una inflación de entre el 25 y el 30% y un tipo de cambio planchado, no queda otra que resignar toda la rentabilidad o subir los precios. El problema es que en el exterior aumentar los valores es la parte más complicada del negocio. No sólo el consumidor no quiere pagar de más, sino que el propio importador no está dispuesto a modificar su estrategia comercial”.
El experto recalcó que “algunas bodegas que tienen vinos en Estados Unidos en las góndolas a u$s10 los tienen que llevar a u$s12 o u$s13 pero esto no es gratis. Tiene un impacto negativo fenomenal, porque por esos precios allá es posible conseguir un buen vino de Francia o de Italia, países que, por la crisis europea, no sólo no están incrementando sus valores, sino que los están bajando”.
Banfi destacó que, a pesar del auge del vino que vive la Argentina, este es un problema clave y del cual no escapa ningún jugador. Al respecto, aseguró que “una bodega de las grandes no tuvo más remedio que subir sus precios y de 1 millón de cajas que pudo colocar en el exterior en 2009, pasó a 700.000 al año siguiente. Es decir que, por un retoque en los valores, perdió de vender 300.000″…
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