INTERNACIONAL Científicos chilenos logran producir vinos con bajo alcohol sin sacrificar la calidad

Compra de periodistas de vinos ???

El sector agropecuario en general viene sufriendo problemas crónicos de rentabilidad, más allá de que en algunos casos los precios internacionales (de los commodities) están en valores elevados.
Siempre los que más sufren son los pequeños productores (también los viñateros). La vitivinicultura siempre fue un caso extraño y sino fíjense en éste

Norton llora miseria pero no se nota
Aún en tiempos de la Convertibilidad de Menem y Cavallo, que destruyó a la producción, esta economía tradicional se convirtió en algo así como una "cenicienta". Hubo crecimiento e inversiones de la mano de los capitales foráneos que llegaron al país, entre ellos los que compraron Norton. Pero a todo chancho le llega su San Martín. Al menos eso parece, según se desprende de declaraciones formuladas al diario La Nación por el CEO de esta bodega, Michael Halstrick, quien dice que "nuestros costos en dólares suben constantemente". Y no lo dijo, pero en euros mucho más.

¿Pero y acaso no venden también en dólares y euros la mayor parte de su producción? Y mucho más lo hacen en Europa, donde la moneda comunitaria ha tenido un aumento significativo en estas últimas semanas. Tampoco es que para exportar vinos haya que dejarle el 35 % al Estado, como pasa con la soja. Dice Halstrick que la rentabilidad está al límite, al menos en lo que se vende al exterior. Cree que si se devalúa la levantará en pala (¿pero dónde queda la responsabilidad social empresaria en el caso de este extranjero "argentinizado" al que le gusta que le llamen Miguel?). Está claro, un vino de Norton cuesta mucho más aquí que afuera, quizá por los "impuestos internos". Pero tan mal negocio no debe ser la exportación aún en estas condiciones, porque todas las bodegas hoy priorizan su distribución en los mercados foráneos. Si el dólar hoy costara 6 pesos en lugar de 4, y el euro 9 y no 6, la situación se tornaría mucho más favorable para esta bodega que debe pagar los sueldos según los convenios colectivos de trabajo, y contratar a personal temporario, si es que alguien se anima a trabajar en este país para no perder los planes sociales del gobierno ávido de votos. Un círculo vicioso, se verá más adelante.

El empresario de marras es hijo de Maia Swarovski (dueña de los cristales ídem) e hijastro del dueño de Norton, Gernot Langes-Swarosvki, cuyo nombre es el vino ícono (la etiqueta, me suena a "garnacha largo"). Chistes aparte, el vino cuesta $ 500, o sea U$S 125 ó euros 85, lo que es mucha plata acá y en la China. Venderán sólo 4.000 botellas, pero la verdad es que un vino de ese valor (de cualquier bodega) es puro marketing, más allá de que debe ser muy bueno (nunca lo sabremos porque para pagar esa plata me compro un Dom Perignon). El Gernot Langes (qué difícil es memorizar esa marca) se presentó días pasados en Mendoza y Michael alquiló un taxi aéreo o charter, como más les guste llamarlo, para llevar a los periodistas. Esto me hizo acordar la conocida frase: "si hay miseria que no se note".

Años atrás, recordamos, esta misma bodega puso collarines en las botellas de una nueva línea de vinos, con la opinión de algunos colegas periodistas y también de sommeliers, que decían palabras más, palabras menos, que "era el mejor vino del universo". ¿No es eso comprar voluntades? Parece que al genio del marketing que inventó eso lo rajaron de la empresa dado el escándalo que se armó. Sin ponerse colorado, Don Michael quiere hoy la devaluación del peso, sin importarle la repercusión social que esto puede tener puertas para adentro. No debe olvidarse MH que la exportación es un gran negocio, pero también lo es el mercado local, donde se venden mayormente vinos de bajo precio. Ahí entonces habría un grave problema, porque mucha gente que toma el Clásico (y también el del collarín, por caso) se pasaría a la cerveza o directamente al agua de la canilla.

Por la inflación se pueden perder mercados externos, dice Halstrick, pero eso que se lo diga a Moreno en las reuniones gobierno-empresarios, donde pocos se animan a polemizar con el secretario-personaje. Por nuestro lado, creemos que es una falta de respeto subestimar la inteligencia del consumidor local, o sea decir que hay que devaluar para ser más competitivos, pero al mismo tiempo cobrar $ 500 por una botella de vino y rentar un Lear Jet (¿no habrá sido un widows maker?) para llevar a la prensa. Para terminar, ¿alguien me puede aclarar cuál es el precio del vino ícono de Norton fuera del país? Seguro que vale mucho menos que 125 dólares, pero no estoy seguro. Cuando viaje les cuento.

Escrito por Juan Carlos Fola

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