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Después de 3 años vuelven a adulterar vinos en Mendoza

Fuente: Diario de Cuyo Marcelo Herrera Elizabeth Pérez Foto: Diario de Cuyo.

Instituto Nacional de Vitivinicultura volvió a encontrar caldos vínicos adulterados en una importante bodega del departamento de San Martín, ubicada en el oasis Este de Mendoza, según informó ayer el presidente del organismo, Guillermo García. La última adulteración de vinos descubierta por la entidad fiscalizadora fue en el 2006, en otra bodega mendocina que en aquella oportunidad añadió melaza para elevar el grado alcohólico, pero hay más antecedentes. Ahora la adulteración se produjo solo con agua, aprovechando el alto grado alcohólico que tienen las uvas esta temporada. Aunque la noticia corrió recién ayer en la región, en realidad el hallazgo se produjo la semana pasada, gracias a los “intensos controles de cosecha y elaboración que lleva a cabo el organismo fiscalizador para esta época y en todo el país, porque justo la elaboración se encuentra en su máxima actividad”, según dijeron ayer en el INV.



Ayer, y antes de partir a Buenos Aires, el presidente del INV, Guillermo García, informó que los inspectores del organismo “realizaron procedimientos donde advirtieron la presencia de ingresos de uva que no respondían, en cuanto a los mismos viñedos y a las mismas variedades, al tenor azucarino denunciado previamente”. Agregó que ante esa situación se comenzaron a tomar muestras de los vinos nuevos, las que una vez analizadas, permitieron comprobar que “los productos no tienen un tenor alcohólico que responda a la materia prima ingresada”. En realidad, se descubrió que el grado del vino era más bajo que el de las uvas ingresadas.

El funcionario destacó que esta situación responde a un año particular, donde la cosecha viene con una merma importante -calculan 30% menos de los pronosticado- pero además, las uvas cosechadas tienen un alto grado de alcohol. Esto último es lo que permite su estiramiento con agua (ver aparte). No obstante, García advirtió que ante este hallazgo el INV ha reforzado su actividad “a través del control de alcohol y de productos que se pueden utilizar para realizar maniobras que no están permitidas por la ley de vinos”.

Intervenida

La bodega -que por razones legales no trascendió el nombre- se encuentra ubicada a unos 60 kilómetros al este de la capital mendocina en el departamento de San Martín, una de las localidades que junto a Rivadavia, Junín y Santa Rosa, es donde se concentra más del 50% del volumen total de la vitivinicultura del país.

Según algunas fuentes, la empresa vitícola que se dedica mayormente al traslado -elabora fundamentalmente varietales-, no es fraccionadora y tiene un importante mercado en el exterior. Eso es lo que llama poderosamente la atención puesto que si bien el estiramiento con agua puede realizarse sobre cualquier caldo, los varietales o los de alta gama suelen cuidar con esmero su calidad para no perder prestigio.

Si bien el Instituto detectó el “estiramiento” de los caldos en dos piletas de 15 mil litros cada una, preventivamente el organismo intervino las 78 piletas restantes de la bodega, según señaló su presidente, Guillermo García.

Según fuentes del sector, los directivos del establecimiento vitivinícola argumentaron en su defensa que la presencia del agua en los caldos -más del 70% de agua- se debía a “desperfectos técnicos en los equipos de enfriamiento de las piletas”. Según los empresarios, el sábado pasado sufrieron la rotura de una de las rejillas que trasladan el agua por las serpentinas”. De todas maneras desde el Instituto indicaron que en la actualidad, las bodegas, tienen un procedimiento para avisar al INV del desperfecto sufrido, y “ellos no lo hicieron”, aseguraron desde el Instituto.

“En éste año que se presenta complejo para la vitivinicultura, donde hay una merma importante en los volúmenes con un alto grado de alcohol en las uvas, éste tipo de “picardías” siempre está en la mente de algunos inescrupulosos, pero el Instituto está apostando a toda su tecnología, los laboratorios móviles y especialmente los “espectómetros de masas”, que permite detectar la presencia de agua no vegetal y alcoholes de origen no vínicos- con el objeto de minimizar estas situaciones”, advirtieron desde el INV ayer tarde, a través de un comunicado.

Después de 3 años vuelven a adulterar vinos en Mendoza

Antecedentes

* Marzo 2001: El INV intervino 75 mil litros de vino chileno “tintorero” en , que se iba a usar para teñir escurridos o blancos, para convertirlos en tintos, que tienen mayor precio.

* Julio 2003: El INV intervino casi 500 mil litros de una bodega de Maipú, en Mendoza, al constatar que se le había agregado “chimichurri”, una mezcla de virutas de madera, esencias y alcohol para disfrazar un vino mediocre de un gran varietal.

* Agosto 2004: El INV intervino grandes partidas de la bebida Vin UP, elaborada con borras de vino y que se vendía en tetra simulando la simbología del vino en las letras, pero a mitad de precio.

* Junio 2005: Se intervinieron 130 mil litros de vino a la cooperativa Medrano, en el este mendocino, por sospechar de estiramiento con agregados de alcohol no vínico para simular un mayor grado alcohólico.

* Abril 2006: El INV intervino todos los vinos y mostos de la bodega Vinea, en San Martín, en el este mendocino, teas comprobar que un millón de litros fueron elaborados con la adición de melaza o caña de azúcar, para elevar el grado alcohólico.

El milagro de Semana Santa

La práctica de estirar vinos con agua -denominada en el sector como el “milagro” de la Semana Santa- se realiza en esta época cuando las bodegas están en plena elaboración, sobre el final de la cosecha. Los bodegueros deshonestos falsifican los números de ingreso de uvas y así acreditan el doble o triple de volumen elaborado, obtenido mediante la adición de agua, una multiplicación “milagrosa”.

Para bajar el grado alcohólico lo único que permite el INV es mezclarlo con otro de menor grado, lo que resulta bastante más caro que el agua.

Este tipo de adulteración se practica cuando el vino tiene grado alto de alcohol. Justamente este año donde hay una fuerte merma (se estima que es inferior incluso a la pronosticada por el INV), las uvas vienen con alto grado: Mendoza tiene un grado promedio de 13,51º y San Juan de 13,04º.

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