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Restaurantes donde disfrutar de una linda terraza o jardín hay muchos, pero en pocos se puede, además, comer bien.
1. Roulé de salmón rosado en EL CLAUSTRO
Este convento que data del siglo XVIII es un oasis en el microcentro porteño. El patio conventual es un pequeño vergel. Las mesas están entre una frondosa palmera, un ceibo, una rosa china, un enorme palo borracho y un jacarandá. El conjunto brinda una sombra reparadora en cuyo centro se encuentra una fuente. El plato por excelencia es el roulé de salmón rosado, compota de puerros al gruyere, puré rustico y espinacas frescas ($65). Por $73, hay un menú ejecutivo.
(San Martín 705, Microcentro / T. 4315- 0738)
2. Bife de chorizo con ensalada de verdes en VILLA OCAMPO
La antigua mansión de Victoria Ocampo hoy pertenece a la UNESCO. Además de actividades culturales, la casa tiene un restaurante. Los comensales pueden comer en una elegante galería con vista al parque, digna de un cuento de Scott Fitzgerald (o de todos los escritores del Grupo SUR que pasaron por esta casa legendaria). El plato más demando es el bife de chorizo con ensalada de verdes, gratin dauphinois y chimichurri. Muchos de los clientes son extranjeros. Menú de mediodía entre 40 y 80 pesos. Abre de jueves a domingo de 12.30 a 18hs. Conviene reservar.
(Elortondo 1837, Beccar / T. 15 5048 7534)
3. Crêpes en MUSEO EVITA
El patio en damero de la antigua casa de la familia Carabassa es una inmejorable opción para comer cuando el tiempo es benévolo. Las sombrillas y las sillas de hierro reciben a un público cansino y algunos habitúes suelen concurrir acompañados de sus mascotas (es pet friendly). La especialidad de la casa son las crêpes dulces y saladas preparadas a la vista. Entre ellas se destaca la de chorizo, carne picada, tomate y especias (¡un chori-crêpe!). Cuesta 30 pesos. También hay una muy rica de mousse de banana y dulce de leche ($20).
(Juan María Gutiérrez 3926, Botánico / T. 4800- 1599)
4. Lenguado “au citron vert” en EL GATO BLANCO
A pesar de su nombre sugestivo, no se trata de un albergue transitorio sino de un muy buen restaurante del Delta. A la vera del río Capitán, tiene el césped prolijamente cortado y está rodeado de sauces, plátanos, palmeras y liquidámbares. La galería para 150 cubiertos es una delicia. Las mesas están puestas con manteles de un blanco inmaculado. El plato emblemático de la casa el lenguado “au citron vert”. El costo promedio del cubierto oscila entre 90 y 130 pesos. Abre sólo al mediodía y se puede llegar con las lanchas colectivas.
(Río Capitán, Muelle Nº8, Islas del Delta, Tigre / T. 4728-0390)
5. Fritura de mar en BELINDA
Sobre el río Luján, en el Mercado del Delta, se encuentra Belinda, un restobar que obtuvo la medalla de oro a la arquitectura interior de Casa FOA 2008. Belinda es una casa con techo a dos aguas, de estilo minimalista, donde prima el blanco y hace que los comensales presten atención al entorno. Durante el día se puede aprovechar su amplia terraza. La fritura de mar ($50) a base de rabas, cornalitos y los pinchos de langostinos son de lo mejor (comen dos personas).
(Marcado del Delta, Puerto de Frutos, Tigre. Tel 4749-1795)
6. Ensalada vietnamita en HOME BUENOS AIRES
Es un hotel con boutique muy “chic” frecuentado por extranjeros. Llaman la atención los originales muebles escandinavos en el lobby. Al fondo se oculta un jardincillo alegre y simpático poblado de lavandas y hortensias, diseñado por Chunchuna Villafañe. Las mesas (para apenas 16 comensales), con vista a la pileta, se encuentran sobre un deck cubierto por una pérgola. El plato típico de la casa es la ensalada vietnamita, preparada con brotes de soja, almendras, zanahoria, pollo salteado, albahaca, menta inglesa y albahaca. (Honduras 5860, Palermo / T. 4778 1008)
7. Cordero braseado en EL ULTIMO BESO
Uno de los lugares más románticos de Buenos Aires. Tiene una impronta femenina, donde prima el blanco, los colores pasteles y la decoración tipo rococó. En su interior hay una boutique de lo más original. Pero su principal activo es el patio para 24 cubiertos con mesas de piedra, sillas de hierro forjado y candelabros colgantes con caireles. El murmullo del agua cayendo del cántaro de una ninfa que se erige en una fuente es tranquilizador. Y en primavera el aroma de las rosas trepadoras es un bálsamo. El plato inamovible es el cordero braseado en reducción de vino tinto, naranjas y laurel ($68).
(Nicaragua 4880, Palermo / T. 4832- 7711)
8. Smörgasbord en OLSEN
Olsen, a pesar de su marcada identidad escandinava, está en vías de convertirse en un clásico porteño. Es reconocido por el diseño inspirado en los trabajos del arquitecto finés Alvar Aalto, donde se distinguen los listones de madera que recuerdan los tupidos y estilizados bosques de su tierra natal. Pero lo que nos atañe es el bonito jardín asimétrico del frente, donde una fuente de pared hace juegos de agua y cuyo deck recibe hasta 30 cubiertos. ¿Qué se puede comer? Una de las especialidades es el smörgasbord (entremeses noruegos tipo canapés), acompañado de vodkas de diversas especies ($50).
(Gorriti 5870, Palermo / T. 4776-7677)
9. Croque Madame de jamón CROQUE MADAME
Este restaurante es una acabada muestra que Buenos Aires alguna vez fue una capital poderosa. Arquitectos de la talla de René Sergent diseñaban las mansiones de la aristocracia vernácula, en este caso de la familia Errázuriz. El restaurante ocupa lo que fue la casa del chofer, hoy un lujo para cualquier mortal. Las mesas, que están a la sombra de un olivo centenario, tienen vista a la entrada del palacio. La fuente aporta una visión refrescante durante los días de calor. El plato de la casa es, lógicamente, el Croque Madame de jamón, un típico sándwich parisino hecho con jamón cocido, queso gruyere, pan dorado en manteca y un huevo a la plancha encima ($36). Hay estacionamiento dentro del palacio después de las 19hs (fin de semana, todo el día).
(Av. Libertador 1902, Palermo Chico / T. 4806-8639)
10. Marinera de pescado en CAFE DES ARTS
No sólo de arte vive el hombre, por eso es que el MALBA (Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires) tiene un interesante restaurante. En el exterior, a la vera de sus grandes ventanales se encuentran una serie de mesas protegidas por sombrillas de tela flanqueadas por un cañaveral. Allí se pueden probar las creaciones de Jérôme Mathé, el chef de la casa, como la célebre marinera de pescado, un plato hecho con lenguado, salmón, langostinos y calamares, pocheado dentro de un caldo de mejillones y luego emulsionado con hierbas frescas; sin duda es más liviano que una bouillabaisse ($94).
(Av. Figueroa Alcorta 3415, Palermo Chico / T. 4808-0754)
11. Milanesa a la cipolla en PAN Y TEATRO
Fuera de los tradicionales circuitos gastronómicos se encuentra esta antigua verdulería devenida en restaurante. La familia Marín, de origen mendocino está a cargo del mismo y se ha dedicado a explotar las vetas de la cocina cuyana con rasgos italianos. Su vereda es uno de los secretos mejor guardados de la ciudad. Una enorme bignonia, feraz, abraza toda la esquina y cae sobre la vereda, al punto que sus ramas han creado divisiones entre las que se intercalan las mesas munidas de sendas velitas. En síntesis, comer arrobado por esa generosa planta es una experiencia imperdible. La milanesa a la cipolla, enorme con un portaviones, es la nave insignia de la casa ($50).
(Las Casas 4095, Boedo / T. 4922-0055)
12. Ensalada de salmón ahumado en i CENTRAL MARKET
Con un local moderno y estilizado, i Central Market recibe ingentes cantidades de locales y turistas ávidos de disfrutar de las bondades de la casa y de la esplendida vista de su terraza sobre los diques de Puerto Madero. Desde allí se va la corbeta Uruguay, el puente de la mujer y el Yacht Club. La llegada del calor demanda alimentos frescos y livianos, como al ensalada de salmón ahumado con verdes, papines andinos, huevo rallado, cebolla colorada, alcaparras y queso crema ($46).
(Pierina Dealessi esq. Macaha Güemes, Madero Este / T. 5775-0330)
13. Cochinillo al horno de barro en CLUB DEL PROGRESO
En 1852, a instancias de Diego de Alvear se fundó el Club del Progreso, la institución de su tipo más antigua de Buenos Aires. Cuenta con un antiguo patio en damero cubierto con vista a un jardín con enredaderas, un viejo gomero, un morero y nísperos. Una ventana para escapar de la asfixia estival del centro porteño. El cochinillo hecho en horno de barro ($500, para seis personas), con batatas al plomo es la especialidad de la casa. (Sarmiento 1334, Centro / T. 4372-3380)
14. Ravioloni de pomodoro en ITALPAST LA RESERVA
Tan buenas son las pastas de Italpast, que muchos porteños no tienen problema en manejar 70 kilómetros hasta Campana con tal de probarlas. Llegar a su nueva sucursal dentro del complejo La Reserva Cardales implica conducir algunos kilómetros extra, pero tiene un plus: la terraza, frente al paisaje bucólico y campestre que ofrecen la aguada y la cancha de golf. Uno de los fuertes de la casa son los ravioloni de pomodoro frescos, caseros, de ricota y espinaca con una salsa de tomate fresco y albahaca ($38). (Ruta 9 km 61, Río Luján, Campana. / T. (03489)461-444)
por Luis Lahitte
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