El quinto sabor magia o peligro?

Durante años conocíamos cuatro sabores básicos, y nos arreglábamos bastante bien.


Dulce, salado, agrio y amargo. Con estos cuatro se preparaban todas las comidas y nadie sospechaba que algo nos faltaba. En 1908 un científico japonés llamado Ikeda Kikunae, descubrió lo que decidió llamar Umami, el quinto sabor. Este descubrimiento fue el inicio de una controversia que sigue hasta el día de hoy, sobre las ventajas y las desventajas el principal elemento químico que produce Umami – glutamato monosódico conocido como MSG en los países angloparlantes.

Mientras el quinto sabor es percibido en el paladar humano por receptores gustativos propios, produce adicionalmente un efecto que resalta y mejora los cuatro sabores tradicionales. No pasó mucho tiempo y una compañía llamada Ajinomoto empezó a comercializar el químico mágico, vendiéndolo como aditivo a productos gastronómicos. Las productoras de alimentos como así también las cadenas de “fast food” reconocieron rápidamente las ventajas del nuevo aditivo, que transforma cualquier producto común en sabroso, casi irresistible.

Junto con el éxito económico, empezaron a llover los estudios médicos que como siempre encontraban efectos secundarios y riesgos a la salud.

Entre los riesgos encontrados en las investigaciones podemos encontrar ceguera, asma y hasta daño cerebral. La cocina china que usa el MSG en casi todos sus platos fue la primera en sufrir el ataque de las organizaciones de salud, seguida por las productoras de alimentos. En muchos países se regularon normas obligatorias de control pero su utilización nunca fue prohibida, ya que aparentemente las conclusiones científicas no son suficientemente rotundas.

La recomendación general de minimizar el consumo de productos industriales y enlatados, parece satisfacer a los que se preocupan por los posibles riesgos del MSG, sin embargo, no muchos saben que este producto es muy utilizado por cocineros de restaurantes de todo tipo.

Mientras muchos juran que en cantidades razonables es inofensivo, en Internet se encuentran cientos de sitios que advierten sobre los posibles riesgos en consumirlo.

Encuestando a varios cocineros de restaurantes conocidos en Buenos Aires encontramos que aunque varios dicen que no lo usan porque lo consideran “trampa” muchos otros reconocen que lo utilizan y defienden su uso.

Mientras no nos consideramos una autoridad en cuestiones de salud, nos parece que el tema merece ser conocido y discutido. Si comes mucho afuera, preguntale al cocinero sobre el tema.

Escrito por Guy Nevo

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