Desastres en la cocina...

Desastres en la cocina: pastel de chocolate con calamares y mazacote de roscón

¿Te has estrellado alguna vez en la cocina? Tranquilo, no estás solo. Tras contar sus propios fracasos personales en los fogones, El Comidista abre la sección de desastres a los lectores. Éstas son las mejores historias recibidas, con algunos consejos en plan Elena Francis Cocinera del autor de este blog. Si quieres que tu testimonio se publique en la siguiente entrega, recuerda que puedes enviarlo a elcomidista@gmail.com.



Suquet de pescado... ¿o calamares al chocolate?



Desde Madrid, Guillermo Hausmann relata las horrendas consecuencias que puede tener un error en un libro de cocina.



"¿Te suenan los accidentes graciosos que tiene la gente con el GPS, que si te dice que te metas por un camino de cabras lo haces porque el GPS es Dios? Pues en mi caso ocurrió algo parecido. Sucedió así: recientemente me he aficionado a la cocina porque el resto de mi familia no tiene ni pajolera de cocinar, y para el cumpleaños de mi padre me ofrecí a preparar la receta que él quisiera. Como yo había tenido mucho éxito preparando pescados, mi padre desenterró el libro 'Las 1080 recetas de cocina' de Simone Ortega, y eligió - azares del destino- el suquet".



"Los ingredientes eran: un calamar mediano, 4 rajas de rape, pescadillas pequeñas (que mi padre, para mejorarlo, sustituyó por merluza fresca), chirlas, ajo, tomate, patatas, harina, guisantes .... y cito textualmente, '1 tableta de chocolate negro'. Como todo ser mortal me quedé sorprendido por la inclusión de este ingrediente, y por la cantidad que la receta exigía: ¡una tableta entera! Se lo comenté a mi padre, que me dijo que siguiera adelante. Consulté por Internet, y aparecieron tropecientas recetas de suquet... sin chocolate por ningún lado. Consulté hasta el diccionario de la RAE, pero este no dejaba lugar a dudas: tableta es una tableta, y onza es cada una de las pastillas en que está dividida. Volví a mi padre: '¿Sería prudente añadir el cocholate?'. 'Claro', me dijo, 'lo pone en la receta".



"Así que al día siguiente me puse manos a la obra, con todo el pescado fresco que había comprado mi padre y que costaría alrededor de 60 eurazos. Decidí - gracias al cielo - no incorporar la merluza, que se salvó así del desastre. Pero el rape, las chirlas, el calamar... todos los demás compartieron idéntico sino. La receta empezaba bien: lavabas las chirlas, las cocías un poco, aparte rehogabas los ajos, incorporabas los tomates, el calamar, el rape, espesabas con harina y cubrías con agua, y dejabas guisar durante 15 minutos. Hasta aquí todo perfecto, el guiso desprendía un olor muy agradable y tenía buena pinta. Pero tocaba incorporar el chocolate, previamente desleído. Como yo aún no las tenía todas conmigo, resolví añadir al guiso únicamente media tableta. Dio lo mismo: todo el guiso pasó del color rojo de los tomates a un marrón que asustaba, y el suquet empezó a desprender olor a bizcocho".



"Dejé cocer 10 minutos más, como mandaba la receta, y lo probé. Fue de lo más sorprendente, porque aquel amasijo no tenía realmente mal sabor, sino que sencillamente el chocolate había anulado a todos los demás sabores. Era como tomarte una tarta de chocolate, pero con tropezones de calamares, chirlas y rape. Mi cabreo fue monumental, y probablemente menté a la madre de Simone Ortega unas cuantas veces. El destino del suquet fue, por supuesto, el retrete".



Un poco de chocolate puede realzar ciertos guisos. Yo, por ejemplo, le pongo una onza a los chipirones en su tinta. Pero una onza, no una tableta. Como bien comenta Guillermo en el final de su mail, la enseñanza de este desastre es clara: nunca te fies de lo que dice una receta si atenta contra el sentido común, porque probablemente se trate de un error de edición (por cierto que el fallo se mantiene en la edición que tengo del libro, de 2001).



Mazacote de roscón de Reyes



Mónica Sánchez nos envía un clásico del desastre en la repostería: el roscón. "Quise darle una agradable sorpresa a mi madre en Reyes, haciendo uno para toda la familia, ya que ella lo prepara todos los años. Al ir amasando, aquello parecía un chicle gigante que no hacía más que pegarse en todas partes, en la encimera, en el suelo, en toda mi persona....pero yo seguí adelante amasando como pude, en lo que parecía una combate a vida o muerte la masa y yo".



"Conseguí ponerlo en la bandeja del horno pero no darle forma de roscón. Al final resultó que de sabor estaba bien, pero además de para comer podía servir como arma arrojadiza. ¡Estaba como una piedra! Una madre es una madre y no hubo críticas, únicamente dijo: 'Si lo mojas en café con leche no está tan mal".



Para saber cómo se hace un roscón, Con Delantal tiene una videoreceta bien fácil.



Salsa de Satanás



Una mala idea la tiene cualquiera. Y Andrés Vallejo la tuvo: "Una vez probé a mezclar el yogur con la salsa de soja. La idea era hacer una salsa ligerita con un color original. ¡Sabía como deben de saber las heces de Satanas! Mejor te fías de mi palabra y no lo pruebas".



En efecto, los lácteos y la salsa de soja no parecen los mejores compañeros de viaje, aunque alguna receta defiende la mezcla como aliño para verduras, por ejemplo. Los más intrépidos pueden probar a poner muy poca soja, lo justo para darle un punto salado al yogur.



Cena catastrófica



Atocha de Alós nos cuenta como una cena maravillosa se puede convertir en un desastre. "Tengo la suerte de vivir en una casa antigua con un comedor enorme pero con la cocina en el quinto infierno. Casi recién casada, ni corta ni perezosa, decidí organizar una cena para 12 por todo lo alto. Pondría una mesa preciosa y serviría un buenísimo menú temático italiano: para el aperitivo unos sándwiches de salami con rúcola, de primero un risotto que ya había hecho varias veces con buenos resultados, de segundo saltimboca alla romana, que no había hecho nunca pero el libro lo calsificaba como 'fácil' y de postre, tiramisú".



"Pasé la tarde preparando todo: el risotto en la thermomix, los saltimboca mezclando dos recetas y sustituyendo la salvia fresca por otra seca de herbolario, y el tiramisú, cambiando el bizcocho por sobaos que me pillaban más a mano. Media hora antes de que llegaran los 10 comensales, todo estaba listo, hasta tenía un infiernillo disimulado en el comedor para que la comida no se quedara fría en el recorrido desde la cocina".



"Despreocupada y muy contenta, salí a recibir a los invitados. Ale, voy a sacar los sangüichitos. Coño. Los sangüichitos. No los he hecho. Bueno, pues nada. Sin sangüichitos. Casi mejor cenamos ya porque si no se va pasar el risotto. Media hora después, conseguí que se sentaran para degustar una pasta varias veces recalentada, que evocaba el mejor cemento de la Roma clásica, aromatizado al aceite de trufa y salpicado de pobres champiñones que intentaban salir a flote. El sonido de aquel engrudo cayendo sobre la vajilla de porcelana helaba la sangre".



"Respira hondo, me dije, el risotto estaba horrible pero ahora vienen los saltimboca. Solo puedo decir que la fuente de servir era preciosa y quemaba, los rollitos he procurado olvidarlos. Otra vez los sucesivos recalentados habían volatilizado la salsa y además de salados, merced al jamón fosilizado del relleno, estaban tan secos y duros que cuando alguien intentó cortar uno, salió despedido, arrollando una copa de vino, antes de aterrizar sobre el mantel antiguo".



"A estas alturas ya estaba desmoralizada a tope. Ya solo me quedaba el tiramisú. Y juro que al sacarlo de la nevera lucía casi perfecto. En algún punto del eterno pasillo que me separaba del comedor, los sobaos, chorreando café, se desmoronaron arrastrando con ellos la crema de mascarpone. Cuando deposité la bandeja en la mesa, aquello era ya tan solo una masa informe y primigenia, recién salida de un cuento de Lovecraft. 'Pues de sabor está bueno', musitó un alma caritativa, y la mesa completa asintió. No hay nada como tener amigos educados".



Moraleja: si tienes muchos invitados y posibles complicaciones para hacer llegar comida recién hecha a la mesa, lo mejor es elegir platos que se puedan tener hechos con antelación y no sufran al recalentarse. Ni el risotto ni la saltimboca cumplen estas condiciones, ya que se deben servir nada más terminarse. En cuanto al tiramisú, ponerlo en una fuente para que no se desparrame suele funcionar...



Brownie salado



Laura Martínez, de Palma de Mallorca, nos previene sobre el uso de la sal en ciertos dulces. "Era domingo y venían mis padres a comer a casa. Como me encanta innovar había preparado un menú original y decidí terminarlo con un brownie. Cuando fui a buscar la receta de siempre no la encontraba por ningún lado y era incapaz de recordar las medidas. Tampoco funcionaba Internet. Como último recurso busqué una receta en Youtube con el móvil y encontré una con buen aspecto".



"Me sorprendió ver cómo añadía los ingredientes en el mismo cazo dónde había fundido el chocolate, pero no le dí más importancia. Al salir del horno y llevarlo a la mesa las caras de la gente lo decían todo así que me dispuse a probar... ¡Y era sal pura! Analizando la receta, creo que el error fue mezclar una cucharadita de sal y otra de bicarbonato para una preparación dulce". En efecto, si estaba tan salado, ése fue el fallo.



Plasta de bulgur



David Andrés Castillo pide ayuda para superar su trauma con el bulgur. "Como no puedo comer mucho arroz durante la semana (una vez como máximo) debido a problemas digestivos, he tenido que ingeniármelas para ir buscando sucedáneos de mi comida favorita. Hace unos meses encontré el bulgur en un restaurante vegetariano y me sorprendió gratamente por sus posibilidades. Sin embargo apenas puedo hacer una receta (con tofu) que me salga bien".



"Normalmente intento hacer un plato de verduras con bulgur pero siempre me queda insulso o pasado. La última vez lo puse en remojo durante una hora en agua y mientras tanto preparé un caldo de verduras para después añadir el bulgur y preparar la versión final. Como veía que no daba ya mucho de sí, se me ocurrió mezclar con un huevo fresco que tenía en la nevera, no sé muy bien por qué. El resultado fue una pasta que daba miedito llevarse a la boca y que tenía un sabor bastante poco atrayente, la verdad".



"Nunca doy con el punto del bulgur y me gustaría saber si alguno de los lectores puede ayudarme a encontrar alguna receta que sea interesante con este ingrediente". ¿Alguien se anima?



Envía tus desastres en la cocina a elcomidista@gmail.com.

Y si tienes foto, todavía mejor.



Fuente: http://blogs.elpais.com/el-comidista/2010/09/desastres-en-la-cocina.html

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