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La
miel de abeja no se echa a perder. Se trata del único alimento que no
caduca y que posee una perdurabilidad increíble, si se conserva de forma
adecuada. De hecho, se han llegado a encontrar tarros de miel que
cuentan con miles de años de antigüedad y que todavía son comestibles.
Durante las excavaciones en Georgia en el 2012, se encontró un jarrón lleno que contaba con 5500 años. El producto se había cristalizado, algo natural después de tanto tiempo, pero bastó con poner el recipiente al agua caliente para que recobrara su consistencia anterior y pudiera degustarse.
La miel se encontraba a menudo dentro de las tumbas de antiguas civilizaciones como la egipcia entre quienes existía la creencia que las almas de los difuntos debían alimentarse adecuadamente si querían alguna vez regresar a la tierra. Además era común la utilización del propóleos en los rituales de embalsamiento. En la tumba del faraón Tutankamón fueron encontradas, en 1922 en perfectas condiciones, varias vasijas con miel, a pesar de los 33 siglos transcurridos.
Los traslados de cuerpos humanos en la antigüedad se hacían sumergidos en miel; por ejemplo Alejandro Magno fue trasladado desde Babilonia hasta Alejandría en Egipto en el 323 a. C. y el de Agesilao II, rey de Esparta, desde Egipto hasta su ciudad natal en el 360 a. C., utilizándose miel para evitar la descomposición.
La acidez de la miel de abeja también influye en esta perdurabilidad. El ácido glucémico es el ácido dominante en la miel, producido por la acción de las secreciones de las abejas en la glucosa. Esto le da a la miel un PH bajo, de entre 3 y 4; lo que la hace demasiado hostil para el desarrollo y la supervivencia de los microorganismos y bacterias.
Este producto, asimismo, no solo no tiene caducidad, sino que además se ha usado como un remedio medicinal debido a las propiedades antibacteriales de la miel, ya que ayuda a evitar la infección de las heridas.
En el caso de la miel de abejas, ese dato se refiere al tiempo que el fabricante garantiza que el producto se mantendrá y no sufrirá variaciones.
Cabe señalar que solo las mieles puras serán altamente perdurables, ya que aquellas que contienen agregados de agua, glucosa, viscosantes no se consideran miel, sino un producto comercial. Este producto puro cambiará su aspecto dependiendo de la época del año: en otoño será líquida y en invierno se convertirá en sólida, un hecho que no influye en la comestibilidad.
Fuente: Heraldo
Durante las excavaciones en Georgia en el 2012, se encontró un jarrón lleno que contaba con 5500 años. El producto se había cristalizado, algo natural después de tanto tiempo, pero bastó con poner el recipiente al agua caliente para que recobrara su consistencia anterior y pudiera degustarse.
La miel se encontraba a menudo dentro de las tumbas de antiguas civilizaciones como la egipcia entre quienes existía la creencia que las almas de los difuntos debían alimentarse adecuadamente si querían alguna vez regresar a la tierra. Además era común la utilización del propóleos en los rituales de embalsamiento. En la tumba del faraón Tutankamón fueron encontradas, en 1922 en perfectas condiciones, varias vasijas con miel, a pesar de los 33 siglos transcurridos.
Los traslados de cuerpos humanos en la antigüedad se hacían sumergidos en miel; por ejemplo Alejandro Magno fue trasladado desde Babilonia hasta Alejandría en Egipto en el 323 a. C. y el de Agesilao II, rey de Esparta, desde Egipto hasta su ciudad natal en el 360 a. C., utilizándose miel para evitar la descomposición.
¿Por qué la miel conserva sus propiedades a pesar de su longevidad?
La clave de esta asombrosa longevidad está en su composición: este alimento es básicamente azúcar. El azúcar es un antiséptico natural, ya que, produce una absorción del agua del entorno, por lo tanto, genera un ambiente bajo en humedad y muchos microorganismos no podrán sobrevivir en este tipo de ambiente. La alta concentración de azúcar en la miel, actúa absorbiendo el agua de las células de los microorganismos, mediante un proceso llamado "ósmosis", produciendo una deshidratación y posterior ruptura de las membranas de las mismas (lisis celular) y por tanto su muerte. Por eso, para que este alimento sea perdurable se debe cerrar bien el frasco, ya que si el recipiente está abierto puede llegar a pudrirse al estar expuesto a un ambiente húmedo.La acidez de la miel de abeja también influye en esta perdurabilidad. El ácido glucémico es el ácido dominante en la miel, producido por la acción de las secreciones de las abejas en la glucosa. Esto le da a la miel un PH bajo, de entre 3 y 4; lo que la hace demasiado hostil para el desarrollo y la supervivencia de los microorganismos y bacterias.
Este producto, asimismo, no solo no tiene caducidad, sino que además se ha usado como un remedio medicinal debido a las propiedades antibacteriales de la miel, ya que ayuda a evitar la infección de las heridas.
¿Por qué se incluye fecha de caducidad en los envases de miel?
El tema de las fechas de caducidad en los alimentos siempre ha provocado cierta confusión entre los consumidores, puesto que muchos no saben distinguir entre fecha de consumo preferente y fecha de caducidad. Además, muchos de esos productos que tienen fecha, en realidad no caducan.En el caso de la miel de abejas, ese dato se refiere al tiempo que el fabricante garantiza que el producto se mantendrá y no sufrirá variaciones.
Cabe señalar que solo las mieles puras serán altamente perdurables, ya que aquellas que contienen agregados de agua, glucosa, viscosantes no se consideran miel, sino un producto comercial. Este producto puro cambiará su aspecto dependiendo de la época del año: en otoño será líquida y en invierno se convertirá en sólida, un hecho que no influye en la comestibilidad.
Fuente: Heraldo
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