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Champagne, los 4 mitos de un icono mundial

La historia del Champagne es la mayor campaña de marketing de la historia del vino, que ha convertido a esta bebida en todo un icono mundial

La historia de Champagne se caracteriza por acertadas estrategias de marketing llevadas a cabo desde sus origenes. Quizás de forma más o menos azarosa, pero marketing al fin y al cabo.
Un artículo publicado en The Conversation explica el origen de los mitos más populares relacionados con esta bebida y cómo han contribuido a su éxito en todo el mundo.
1 El origen
No fueron los monjes benedictinos quienes inventaron el Champagne. Existen multitud de sitios donde ya se bebía vino espumoso, al tratarse de un proceso natural de muchos vinos. Algunos escritos ingleses hablan de su consumo con anterioridad a la época benedictina. Si bien es cierto que el monje Dom Perignon (1635-1713) es conocido mundialmente como el inventor del Champagne debido a una gran campaña de marketing que consistió en mejorar el diseño de la botella, el tapón y su comercialización.
2 El lujo
El segundo mito forjado alrededor del champagne es el de la opulencia. El hecho de que el Champagne se identifique y se comercialice como un producto de lujo se puede atribuir a la casualidad. Se remonta al año 496 dC, cuando el Rey Clodoveo fue bautizado cristiano en Reims, el lugar del nacimiento de Champagne. Posteriormente la tradición hizo que todos los reyes de Francia fueran coronados en esta ciudad al nacer. A partir de entonces, cada coronación dio origen a fiestas suntuosas durante las cuales los invitados bebía vino de esta tierra, el que posteriormente sería Champagne. Esta tradición marca el origen de Champagne como una bebida de celebración para una minoría privilegiada. María Antonieta, Juana de Arco, los oficiales del ejército Victoriano, los nobles y los artistas continuaron con esta tradición símbolo de prestigio.
3 El símbolo de Francia
Con la Revolución Francesa de 1789 se puso fin a la asociación del Champagne con los monarcas y aristócratas. En la Revolución Francesa se puso en marcha el tercero, y quizás el más poderoso, mito vinculando al Champagne: El símbolo de una nación, el "alma" del país. La marca-Francia estaba servida.
En ese momento, el Champagne había adquirido la suficiente fama para pasar al siguiente nivel y convertirse en un símbolo nacional del éxito colectivo del pueblo. Como afirmó Voltaire: "El Champagne es la más brillante imagen de nuestra nación". Esta famosa cita ha llegado a ser considerada "la más gloriosa frase" de la civilización francesa.
Posteriormente la burguesía napoleónica, fue la razón de su desarrollo internacional abriendo sus bodegas al mundo con la esperanza de ganar mercado.
4 La modernidad
A comienzos de 1900, la publicidad del Champagne se presentaba bajo el prisma de la modernidad. Durante la 'Belle Époque', los anuncios de Champagne mostraban las maravillas de la tecnología de aquella época. El Champagne estaba presente entre la cada vez mayor clase media allí donde había coches, globos, aviones, barcos de vapor...
No es casualidad que el Champagne se sirviese en el Titanic o en la Exposición de París en 1889, durante la cual la Torre Eiffel se dio a conocer el mundo. El Champagne se convirtió en omnipresente para bautizar los más vanguardistas buques y para establecer relaciones de negocios. Se convirtió en un símbolo de la modernidad en un momento en que Francia estaba tratando de olvidar los horrores de la Primera Guerra Mundial.
Por último, en la actualidad, el cine ha contribuido a cimentar la fama del Champagne como vino exclusivo, convirtiéndolo en un icono en el mercado mundial.
Mediante una mitificación colectiva a través de los años el Champagne fue capaz, no sólo de beneficiarse de las tendencias culturales y sociales, sino también de gestionar los momentos más difíciles adaptándose a las nuevas corrientes populares, con imaginación y siempre sin dejar de brillar. 

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