APRENDER ¿Cómo conservar una botella de vino cerrada? ¿Y cuándo ya se abrió la botella?

PARA EL RECUERDO DE PEPE FECHORIA....

Argentina Mundo. Fechoría, el restaurante que fue de los artistas de Buenos Aires

Si escribo en pasado es porque este restaurante, al que fui tantas veces, cerró en la década de los `90 y, aunque se utilizó el mismo nombre en otro del moderno Puerto Madero, nada tiene que ver ni con el que fue su dueño, ni con su ambiente. Su propietario era el gallego José Alberto Fernández, nacido en el pueblo ourensano de Arnoia, que emigró a Buenos AiresArgentina,  en 1959. Después de ganarse la vida en diversos oficios, entró como camarero en “Il vecchio fechoría” un restaurante italiano especializado, lógicamente, en pizzas y lasañas, así como todo tipo de pastas. Cuando el dueño decidió dejarlo, José Alberto, con algún dinero que había ahorrado, lo adquirió y cambió todo su estilo e incluso los clientes le cambiaron a él el nombre pues a partir de entonces todo el mundo le llamó Pepe Fechoría.

Llegué del brazo de dos famosas figuras uruguayas

La primera vez que fui a este local, situado en la Avenida Córdoba, ya era punto de encuentro de artistas teatrales, cinematográficos y de televisión de Buenos Aires entre otras razones porque servía cenas hasta cerca de la madrugada y esto le iba muy bien a aquellos que querían tomar su última comida del día después de la función. Curiosamente, quienes me llevaron fueron dos uruguayos a los que trataba, ya que en ese momento yo era delegado de la agencia EFE en Montevideo: la gran actriz China Zorrilla, fallecida en 2014 y el actor y humorista Carlos Perciavale.

Aquel querido Restaurante Fechoría
Restaurante Fechoría de Pepe Fernández, en Buenos Aires, Argentina. Pepe fue un destacado dirigente del Club Independiente de Avellaneda

El restaurante no era lujoso, pero siempre estaba animado e incluso era difícil conseguir mesa, aunque Pepe, que no desperdiciaba un cliente, si no encontraba sitio te situaba en la misma  en la que había otras personas siempre, claro está, que sobrara espacio. Parecía un galpón, más que un bajo comercial, y allí los jamones colgaban del techo y las botellas de vino se encajaban en ladrillos huecos de las paredes o estaban colocadas en baldas por las paredes del local. Pepe iba y venía por todas las mesas pues era muy saludador e incluso se acompañaba por una botella de vino y una copa para hacer el brindis sin consumir de la bebida del cliente. El menú no era muy variado, pues se limitaba a algunos platos de pasta, el clásico asado y un aperitivo de jamón cortado a cuchillo, pero todo muy sabroso.

Sus mesas eran frecuentadas por grandes actores argentinos

En Fechoría conocí o me reencontré con actores y directores  conocidos o me presentaron a muchos que no había tratado, entre ellos Graciela Borges, Juan Carlos Thorry, Norma Aleandro, Federico Luppi, Héctor Alterio, pero tuve noticia de que también habían pasado muchos españoles como Lola Flores, José Sacristán, Francisco Rabal, Fernando Fernán Gómez, María Dolores Pradera y un largo etcétera.

Graciela Borges y su gran dilema, cuando ganó “La Concha de Plata”

El autor de la nota, Albino Mallo, en su época de delegado de EFE en Montevideo, con la actriz argentina Graciela Borges en el restaurante Pepe Fechoría de la ciudad de Buenos Aires
Hago un paréntesis para explicar que a Graciela la había conocido y entrevistado el año 1971 en el Festival de Cine de San Sebastián donde logró la Concha de Plata, que es el mayor premio de interpretación, por su papel en “Crónica de una señora” de Raúl de la Torre. Cuando lo comentamos, me decía un tanto compungida pero también con sentido del humor “¿Cómo llego yo a Buenos Aires diciendo que tengo la Concha de Plata?”, habida cuenta de que en Argentina llaman concha al órgano genital femenino.


El gran Hugo Sofovich, un gran imán para Pepe Fernández

Pero quizá el personaje más interesante, sobre todo para Pepe, era el productor y director de programas de televisión y de cine, Hugo Sofovich, conocido como “El ruso”. Para él tenía Pepe Fechoría, una mesa reservada e incluso era su invitado. La razón de esta generosidad era clara. Los actores, para conectar con Sofovich en su despacho, tenían que esperar varios días y pasar por una criba de secretarias hasta que llegase el momento de la cita, pero sabiendo que cenaba siempre en Fechoria, iban también a hacerlo allí y en cualquier momento se acercaban a su mesa y le exponían su pretensión o su súplica. Esto significaba para Pepe que tenía docenas de mesas siempre completas.

José Alberto Fernández, el inmigrante gallego, en su restaurante Pepe Fechoría de Buenos Aires, con la camiseta del club de sus amores, Independiente de Avellaneda Y aquella última vez… como si fuera un tango
La última vez que estuve en Fechoría fue durante un viaje que hice a Argentina, cuando ya había vuelto de América y, después de haber sido  delegado de EFE para Galicia con residencia enSantiago de Compostela, pedí una excedencia para dirigir el diario “El Correo Gallego” de A Coruña. Viajó a Argentina y Uruguay el presidente de la Xunta, en aquel momento Manuel Fraga Iribarne y en su séquito incluyó a un pequeño grupo de periodistas entre los que estaba yo. Una noche le propuse cenar en este restaurante, con la disculpa de que era de un gallego, y allí fuimos todos después de haberlo llamado para reservar una mesa grande pues entre políticos y periodistas éramos más de una docena.

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