Cocinar con sabor requiere imaginación y buenos
condimentos. En esta nota, te pasamos algunos trucos para zafar de la
falta de ideas en poco tiempo.
Existen dos tipos de personas en la cocina: las que tienen de todo y
siempre saben qué hacer y las que carecen de ideas e ingredientes. Si
pertenecés al segundo grupo, las recetas de esta nota son perfectas para
vos porque, además de sencillas, con el agregado de un hilo de oliva
extra virgen La Toscana saborizado las convertís en otra cosa. Por
ejemplo, una simple pechuga a la plancha puede transformarse en un plato
gourmet con unas gotas de aceite al romero.
De las carnes que se consiguen en el mercado, la de pollo es una de las
más fáciles de preparar. Además, se le impregna profundamente del sabor
de los condimentos. Pero el pollo tiene unos pocos trucos. Y entre
ellos, el punto de cocción y la frescura son los más importantes. Para
dominar el primero, tenés que aprender a mirarle las articulaciones (en
el caso de una pata-muslo): cuando las coyunturas no están rojas, sabés
que el pollo está listo. En el caso de que prepares pechuga, verás que
cuando la pinchás, se abre ligeramente. La frescura, en cambio,
dependerá mucho de quién lo venda. Lo ideal, sería tener un proveedor de
confianza que tenga pollos de campo, lo cual no siempre es fácil de
conseguir.
Sabiendo eso, ya estás listo para empezar cualquiera de estas cinco
recetas perfectas para darle un twist de sabor a tus platos con pollo.
Tomá nota:
Daditos de pollo rebozados con oliva al ají
El pollo es tan versátil que con pocos agregados conseguís incluso que
no parezca pollo. Para estos daditos vas a necesitar una pechuguita y un
bowl con una taza de harina y una tacita de café con semillas de
sésamo. Cortá las piezas en daditos, marinalos con huevo y pasalos por
la harina y el sésamo. Freílos en girasol o maíz a fuego fuerte hasta
que se doren. Una vez que están fríos, los servís dentro de un bowl con
ensalada de zanahoria rallada, tomates cherry cortados al medio y
perejil. Hasta aquí, un sabor simple, sin una condimentación que le de
carácter y relieve. Para eso tenés que regarlo con La Toscana Oliva
Extra Virgen al Ají. Este touch le dará el picor suficiente para que el
pollo gane altura. Rinde para dos personas.
Ensalada agridulce de pollo con un twist de oliva al romero
El día que hagas un pollo al horno o a la brasa, reservá en el freezer
las piezas que no comas porque serán el ingrediente principal de una
ensalada sana y fresca, perfecta para una cena de verano o media
estación. Cuando llegue el día, mientras desfreezás el pollo, pelá y
cortá en cubos una manzana y agregarle unas gotas de limón para que no
se oxide. Hacé lo mismo con un pepino (aunque no sumes el cítrico).
Luego troceá en cubos 150 gramos de queso de rallar y el pollo en
tiritas finitas sin piel. Poné todo en un bowl, sumale dos cucharadas de
queso crema o yogurt sin saborizar, una cucharadita de mostaza, pasas
de uva a gusto y, como broche de oro, regá la ensalada con oliva al
romero La Toscana. Verás cómo el sabor se potencia con el aroma de la
hierba.
Brochete de pollo y verduras grilladas con oliva a la albahaca
La albahaca es una suerte de milagro para el ánimo. Con sólo morder una
hoja, instalás nueva energía en tu espíritu. Y si a ese plan le sumás
fuego, jardín y sabrosas brochettes de pollo, se puede acabar el mundo
ahí, que para vos recién empieza. Comprá dos pechugas, cortalas en dados
y reservalas. Luego cortá en cuadraditos del mismo tamaño que el pollo
un morrón rojo y uno verde. También corta dos cebollas en octavos –es
decir, primero a la mitad y luego en cuartos- y armá las brochettes
alternando verduras con carne. Sumá sal, pimienta y si querés, una pizca
de ají molido. Cocinalas a las brasas hasta que las verduras estén
tiernas y servilas, no sin antes pintarlas con aceite de oliva a la
albahaca La Toscana. Recién ahí se completa el sabor y opera el milagro.
Pollo a la sal con un twist de oliva al ajo
Si sos fiaca para cocinar, hay una receta de pollo que es tan, pero tan
fácil, que cualquiera la puede elaborarla con destreza y sin siquiera
ponerle ganas. Comprá un pollo entero y pedile al carnicero que te lo
abra por la mitad sin quitarle nada de piel. Ya en tu cocina, en una
asadera, poné un colchón de sal gruesa, tanta como para que no veas el
fondo de la asadera, y arriba le plantás el pollo de forma que la piel
quede en contacto con la sal. Insistimos: es muy importante que tenga la
piel, si no querés que te quede demasiado salado. Ahora sí, lo ponés en
el horno así como viene y, a fuego fuerte, en unos 40 minutos estará
listo. Lo despostás, le sumás un poco de limón y al final le das el
toque con un chorrito de oliva al ajo La Toscana sobre cada pieza, como
si la pintaras. Acompañalo con una ensalada de hojas verdes.
Muslos grillados con oliva al orégano
Orégano y pollo tienen una larga tradición de combinaciones. Y entre
ellas, una que nunca falla consiste en grillar unos muslitos con piel,
rociarlos con jugo de limón y sumarle orégano fresco. Pero como rara vez
uno tiene orégano fresco, el plan perfecto es grillar un muslito por
persona hasta que estén cocidos y agregarle en la mesa un hilo de aceite
La Toscana al Orégano. Como guarnición, una ensalada de rúcula y
tomates secos (previamente hidratados en agua con un chorro de vinagre
de vino), con unas hebras de queso duro. Y para terminar un combo
inolvidable, calculá una papa por cubierto, pelalas y hervilas para
hacer un puré con pimienta y una pizca de nuez moscada: el truco para
que sea inolvidable, es adicionar un dadito de manteca por cada papa.
Fotos: Víctor Alvarez
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