APRENDER 6 claves para descubrir un vino con tan sólo un vistazo

Revolucionarios mal paridos


Por Patricio Tapia

Finalmente he puesto en botella mi syrah de tinajas, apelación Lo Abarca. Ha fermentado y ha pasado en esa tinaja (de unos 90 años, si no más) desde abril hasta enero. Y recién la semana pasa la he embotellado. El vino, claro, es exquisito. Como no lo iba a ser si es como un hijo. Pero el problema es su olor. La boca es increíble. Ligera, fresca, como un jugo de cerezas, pero huele a cloaca. Así, tal como suena: caca.

Todo indica que tengo que esperar a que se desarrolle en la botella y que (tras cruzar los dedos) esa reducción se vaya. O tendré que sacarlo de las botellas, airearlo, pasarlos por cobre y volver a embotellarlo. Un lío, pero lo importante es que el punto, la razón por la que lo hice, está resuelta. Aunque he cometido el error de no airearlo convenientemente durante el proceso, sí ahora sé que es completamente posible hacer vinos tintos en zonas extremas como Lo Abarca, sin nada más que uvas. No he usado nada. Ni levaduras ni azufre ni nada. Sólo esas uvas fermentando en esa tinaja. Y si no hubiera sido por mi error, el vino habría quedado exquisito, o al menos algo así.

Y lo que hago, a unas horas de haber sido embotellado, es mostrárselo a los revolucionarios mal paridos que, por lo demas, no conforman un nuevo grupo de productores pequeños al estilo MOVI ni tampoco están unidos por una causa (muy justa por lo demás) al estilo Vigno, sino que más bien se trata de un grupo de amigos (la mayoría sospechosamente penquistas) que cree en cosas parecidas y que, de paso, le está cambiando la cara al vino chileno desde el lado más complejo: la artesanía.

Lo de "mal paridos" se me ocurre mientras tuiteo sobre el encuentro, ante la impotencia de ver cómo destrozan mi syrah. En fin, los mal paridos que se juntan en esta comida son Pedro Parra, Eduardo Moraga, Francois Massoc, Paco Leyton, Héctor Riquelme, Juan Gabler y, como invitado, el escritor inglés Peter Richards que es como uno más de ellos. Y claro que la mitad de los mal paridos entiende mi syrah y la otra se queda con la superficialidad de lo de la cloaca. Gente sin corazón.

Pero lo importante de esta pequeña reunión, es que nos hemos juntado para probar lo más radical de la escena de vinos en Chile. Nombres como Villalobos, Aristos (el proyecto de Parra, Massoc y Liger-Belair), Pandolfi (un productor del sur, que hace un chardonnay exquisito) o Ayllu (las pocas botellas que nacen de Toconao, en San Pedro de Atacama a 2.400 de altura), vinos que no se ven frecuentemente en las estanterías, pero que sí están destinados a probar que los vinos chilenos no son sólo un producto de marketing pensado para agradar al mercado de turno o, peor, diseñados según su mercado de destino.

Como dije en mi exposición en el seminario de los AWOCA 2012 (y como lo he escrito aquí y en todos lados) si Chile quiere ser tomado en serio en el contexto del vino mundial, a lo que ya se ha hecho, a la industria del vino propiamente tal, se debe necesariamente sumar una camada de productores pequeños que esté de espaldas al mercado y de cara a su origen, a su viñedo, a su visión del vino o, derechamente, a lo que les dé la gana. No hay otra forma. No debiera haber otra forma.

Mientras la mayoría se dedica a la delicada e intrincada ingeniería de saber lo que la gente quiere beber y hacerlo, y otros como MOVI, usan la idea de ser pequeños y ser independientes como un arma para comercializar, este otro grupo de pequeños productores hace artesanía. Punto. Todos debieran poder convivir con completa armonía. Y nosotros, los periodistas, debiéramos aprender a valorarlos de acuerdo a sus propias cualidades. Mi meta en el Descorchados, por ejemplo, es eso. Si no fuera así, si sólo fuera cosa de poner los vinos que me gustan, sería imposible publicar nada, al menos en el contexto de una escena aún demasiado pequeña como la nuestra. Alguna vez, quizás en el futuro cercano, pueda existir una suerte de Descorchados Off, pero por el momento todos deben convivir con todos. Y ya está.

La comida con esta gente es, creo, un hecho histórico. Peter dice que es como estar en otra dimensión, en un Chile completamente desconocido para muchos. Y es verdad. De allí van a producirse muchos cambios. Y también los cambios van a venir de otras partes. Me gustaría escribir sobre eso.

Fuente:
http://www.vinorama.cl/?p=3823

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