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Fuente: Clarín | Ollas & Sartenes.
Para los amantes del vino siempre es un tema importante cómo guardarlos. Los que suelen invertir en buenos vinos, deberían gastar unos pesitos extra en una cava doméstica, que asegure que va a cumplir con todas las condiciones, factores y variables que requiere el buen mantenimiento del vino hasta el descorche. Si vamos a construirla especialmente debe ser en un lugar oscuro, sin vibraciones, con temperatura y humedad controlada. En cuanto al clima ideal, la temperatura debe ser de 13°C y la humedad entre 75 y 80 %. Más humedad provoca moho; y menos, secaría el corcho. Estos espacios deben limpiarse siempre con productos lo más neutros posibles y evitar las ventilaciones bruscas.
Otro dato importante: las botellas se guardan acostadas. De esta manera el corcho se mantiene húmedo. Una vez alcanzadas la temperatura y humedad óptima, es necesario mantenerlas constantes. Un cambio brusco en cualquiera de estas variables puede dañar al vino. Si contamos con gran cantidad de etiquetas y de variados estilos o países de procedencia, es importante ordenarlas con algún criterio para luego ubicarlas con facilidad. Cada uno opta por una manera diferente: algunos usan pequeñas pizarras, otros hacen listados en papel o metal, etc. Si bien es una tarea que lleva tiempo, vale la pena dedicárselo a ese tesoro que tenemos en nuestro hogar. En la actualidad, y gracias a la tecnología, hay equipos de refrigeración especialmente pensados para las cavas y empresas que se dedican a adecuarlos según las necesidades de cada casa.
También se pueden adquirir las cavas eléctricas que se comercializan con diferentes capacidades: para 12, 18, 36, 50, 100 botellas, o más, y que mantienen las condiciones necesarias para la conservación. Alguno diseños de estas cavas domésticas pueden regularse con diferentes temperaturas, para vinos blancos y tintos. Y, además, son muy lindas a la vista. Por último, también se puede optar por las heladeras para vinos, que, si bien no son tan sofisticadas como las anteriores, sirven para cuidar los vinos que consumiremos a corto plazo. Pero ante la falta de conocimiento técnico siempre surge la misma duda: ¿qué tipo o estilo de vinos conviene guardar? Lo más importante es saber que sólo un segmento muy pequeño de vinos mejoran con la guarda. Si bien muchos pueden sobrellevar con dignidad el paso de los años, la guarda supone una mejora que sólo la alta gama ofrece. En cualquier caso hay que contar con un espacio cuidado. Los vinos jóvenes se beben más rápido y, si son vinos de guarda, lo divertido es, por ejemplo, comprar una caja e ir probándolos a medida que pasa el tiempo, para notar la evolución. Siempre es importante conocer los datos del vino, como por ejemplo la añada, la cantidad de tiempo que pasó por madera, cómo fue pensado por el enólogo, etc. Afortunadamente, muchas etiquetas traen esa información, entonces podemos saber de antemano el tiempo aproximado de guarda. Esa proyección nunca es exacta, pero si se extreman los cuidados podemos esperar un vino y disfrutar de su evolución en un momento especial.
Para los amantes del vino siempre es un tema importante cómo guardarlos. Los que suelen invertir en buenos vinos, deberían gastar unos pesitos extra en una cava doméstica, que asegure que va a cumplir con todas las condiciones, factores y variables que requiere el buen mantenimiento del vino hasta el descorche. Si vamos a construirla especialmente debe ser en un lugar oscuro, sin vibraciones, con temperatura y humedad controlada. En cuanto al clima ideal, la temperatura debe ser de 13°C y la humedad entre 75 y 80 %. Más humedad provoca moho; y menos, secaría el corcho. Estos espacios deben limpiarse siempre con productos lo más neutros posibles y evitar las ventilaciones bruscas.
Otro dato importante: las botellas se guardan acostadas. De esta manera el corcho se mantiene húmedo. Una vez alcanzadas la temperatura y humedad óptima, es necesario mantenerlas constantes. Un cambio brusco en cualquiera de estas variables puede dañar al vino. Si contamos con gran cantidad de etiquetas y de variados estilos o países de procedencia, es importante ordenarlas con algún criterio para luego ubicarlas con facilidad. Cada uno opta por una manera diferente: algunos usan pequeñas pizarras, otros hacen listados en papel o metal, etc. Si bien es una tarea que lleva tiempo, vale la pena dedicárselo a ese tesoro que tenemos en nuestro hogar. En la actualidad, y gracias a la tecnología, hay equipos de refrigeración especialmente pensados para las cavas y empresas que se dedican a adecuarlos según las necesidades de cada casa.
También se pueden adquirir las cavas eléctricas que se comercializan con diferentes capacidades: para 12, 18, 36, 50, 100 botellas, o más, y que mantienen las condiciones necesarias para la conservación. Alguno diseños de estas cavas domésticas pueden regularse con diferentes temperaturas, para vinos blancos y tintos. Y, además, son muy lindas a la vista. Por último, también se puede optar por las heladeras para vinos, que, si bien no son tan sofisticadas como las anteriores, sirven para cuidar los vinos que consumiremos a corto plazo. Pero ante la falta de conocimiento técnico siempre surge la misma duda: ¿qué tipo o estilo de vinos conviene guardar? Lo más importante es saber que sólo un segmento muy pequeño de vinos mejoran con la guarda. Si bien muchos pueden sobrellevar con dignidad el paso de los años, la guarda supone una mejora que sólo la alta gama ofrece. En cualquier caso hay que contar con un espacio cuidado. Los vinos jóvenes se beben más rápido y, si son vinos de guarda, lo divertido es, por ejemplo, comprar una caja e ir probándolos a medida que pasa el tiempo, para notar la evolución. Siempre es importante conocer los datos del vino, como por ejemplo la añada, la cantidad de tiempo que pasó por madera, cómo fue pensado por el enólogo, etc. Afortunadamente, muchas etiquetas traen esa información, entonces podemos saber de antemano el tiempo aproximado de guarda. Esa proyección nunca es exacta, pero si se extreman los cuidados podemos esperar un vino y disfrutar de su evolución en un momento especial.
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