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Hecha la ley, hecha la trampa
por @foier
“Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él.” Juan 6: 53-56.
¿Por qué papá? ¿Por qué?
¿Por qué no se come carnes rojas en Semana Santa? Pregunta la nena con un crucifijo al cuello al padre desprevenido que observa su Blackberry después de ordenar bruta empanada gallega.
El padre toma aire, se limpia la garganta mientras piensa por qué se le ocurrió traer nenes al mundo y larga sin dudar: “Se come pescado porque Jesús era pescador y lo honramos de esa manera”.
¿Por qué es esta noche diferente al resto de las noches?
Pregunta el nene judío, lo cual suena razonable e interesante. Es parte del crecimiento ser curioso, ¿No? Sólo que el niño en cuestión no pregunta de curioso. Es parte de un guión milenario en donde el menor de la familia tiene que preguntar por qué no se puede entrarle al pan y el abuelo le debe contestar de manera litúrgica.
De chico la simbología bíblica del éxodo me dejaba un sabor amargo. No tanto por la falta de respuestas sino por el matze.
Hecha la ley (Christian remix)
la niña católica y bautizada no le alcanza la versión paterna, más empeñado en darle al salmón que en contestar sobre el dogma y va a visitar al cura de su barrio. O no, mejor ponele que le manda un tweet a @jesus no sea cosa de meter al cura del barrio que tan bien nos cae. Entonces, le manda un tweet a Jesús que tiene casi 300.000 followers y le pregunta: “¿Por qué no se come carnes rojas en Semana Santa?” y Shísus (porque habla en inglés, dejamos el arameo) le responde en 140 caracteres: “es para cumplir con las Sagradas Escrituras. Los católicos no consumen la carne roja xq representa mi cuerpo crucificado. Esa es la posta”.
Hecha la ley (Jewish extended version)
En el Seder de Pesaj, los judíos metemos todos los simbolismos que retaceamos durante el resto del año. Todo tiene un por qué y si generalmente “la letra con sangre entra”, estos días sagrado del año la letra entra con los ingredientes.
A saber: Lechuga, apio, huevo duro, pan ázimo (sin levadura, llamado matze que es lo más parecido a las tarjetas perforadas de las grandes computadoras de los 60), manzana con miel, pedacitos de cordero asado y endivias.
Si no se les ocurre nada bueno que pueda salir de esa mezcla, tienen razón amigos. Ser judío observante no es fácil en Pesaj!
Hecha la trampa (Dura es la cosecha, bueno es el Señor)
La nena, que a esta altura del post ya ha crecido y se ha convertido en una señorita no se queda con la culpa generada por intentar comer un pedacito de Cristo y vuelve a preguntar, en este caso al cura del barrio que dejamos anteriormente. El Padre Joaquín es un curita piola como le gusta denominarse y le desembucha de una: “En realidad no se come carne por la siguiente razón: Debemos acostumbrar a nuestro cuerpo a abstenernos de comer algo que realmente deseamos. Por ejemplo, si el día Viernes Santo se nos presenta el deseo de comernos un trozo de torta muy apetecible, debemos negarnos a esa posibilidad, o bien, servirnos una fracción mínima. Es una forma de probarnos si somos capaces de abstenernos a ese apetito”
La-nena-ya-no-tan-nena sale corriendo a explicarle a su padre. Ha encontrado la piedra filosofal de la Semana Santa. La Abstinencia de placeres, la contrición ante los pecados cometidos, el aire de paz ante la muerte de nuestro Señor.
Llega a tiempo a su casa, en dónde papá organizó cena de amigos. 180 piezas del mejor sushi de Buenos Aires para 6 personas. Pero todo pescado ¿eh?
Hecha la trampa (Desmenuzá los arenkes)
Claro que la prohibición de comer pan leudado, no es una cuestión alimenticia. De la misma manera que el ayuno del Día del Perdón no es una dieta. Es un encuentro con los antepasados del pueblo judío que pelearon por su libertad, cuarenta años en el desierto. El abuelo trata de explicárselo al nieto de todas las maneras posibles, le lee la Hagadá, le canta, le muestra. Pero no hay caso. El antiguo niño, ya adolesce de adolescencia y no hay manera de convencerlo. Probó incluso con la matza con chocolate, viejo engaño que tenían los abuelos para convencerlo de tragar la amargura pero nada. Habrá que darse por vencido dice el Zeide…
Dos minutos antes de rendirse recibe un mail de su amigo Moishe: si no puedes convencerlo con la letra, si no puedes convencerlo con los ingredientes, siempre te queda YouTube
por @foier
“Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él.” Juan 6: 53-56.
¿Por qué papá? ¿Por qué?
¿Por qué no se come carnes rojas en Semana Santa? Pregunta la nena con un crucifijo al cuello al padre desprevenido que observa su Blackberry después de ordenar bruta empanada gallega.
El padre toma aire, se limpia la garganta mientras piensa por qué se le ocurrió traer nenes al mundo y larga sin dudar: “Se come pescado porque Jesús era pescador y lo honramos de esa manera”.
¿Por qué es esta noche diferente al resto de las noches?
Pregunta el nene judío, lo cual suena razonable e interesante. Es parte del crecimiento ser curioso, ¿No? Sólo que el niño en cuestión no pregunta de curioso. Es parte de un guión milenario en donde el menor de la familia tiene que preguntar por qué no se puede entrarle al pan y el abuelo le debe contestar de manera litúrgica.
De chico la simbología bíblica del éxodo me dejaba un sabor amargo. No tanto por la falta de respuestas sino por el matze.
Hecha la ley (Christian remix)
la niña católica y bautizada no le alcanza la versión paterna, más empeñado en darle al salmón que en contestar sobre el dogma y va a visitar al cura de su barrio. O no, mejor ponele que le manda un tweet a @jesus no sea cosa de meter al cura del barrio que tan bien nos cae. Entonces, le manda un tweet a Jesús que tiene casi 300.000 followers y le pregunta: “¿Por qué no se come carnes rojas en Semana Santa?” y Shísus (porque habla en inglés, dejamos el arameo) le responde en 140 caracteres: “es para cumplir con las Sagradas Escrituras. Los católicos no consumen la carne roja xq representa mi cuerpo crucificado. Esa es la posta”.
Hecha la ley (Jewish extended version)
En el Seder de Pesaj, los judíos metemos todos los simbolismos que retaceamos durante el resto del año. Todo tiene un por qué y si generalmente “la letra con sangre entra”, estos días sagrado del año la letra entra con los ingredientes.
A saber: Lechuga, apio, huevo duro, pan ázimo (sin levadura, llamado matze que es lo más parecido a las tarjetas perforadas de las grandes computadoras de los 60), manzana con miel, pedacitos de cordero asado y endivias.
Si no se les ocurre nada bueno que pueda salir de esa mezcla, tienen razón amigos. Ser judío observante no es fácil en Pesaj!
Hecha la trampa (Dura es la cosecha, bueno es el Señor)
La nena, que a esta altura del post ya ha crecido y se ha convertido en una señorita no se queda con la culpa generada por intentar comer un pedacito de Cristo y vuelve a preguntar, en este caso al cura del barrio que dejamos anteriormente. El Padre Joaquín es un curita piola como le gusta denominarse y le desembucha de una: “En realidad no se come carne por la siguiente razón: Debemos acostumbrar a nuestro cuerpo a abstenernos de comer algo que realmente deseamos. Por ejemplo, si el día Viernes Santo se nos presenta el deseo de comernos un trozo de torta muy apetecible, debemos negarnos a esa posibilidad, o bien, servirnos una fracción mínima. Es una forma de probarnos si somos capaces de abstenernos a ese apetito”
La-nena-ya-no-tan-nena sale corriendo a explicarle a su padre. Ha encontrado la piedra filosofal de la Semana Santa. La Abstinencia de placeres, la contrición ante los pecados cometidos, el aire de paz ante la muerte de nuestro Señor.
Llega a tiempo a su casa, en dónde papá organizó cena de amigos. 180 piezas del mejor sushi de Buenos Aires para 6 personas. Pero todo pescado ¿eh?
Hecha la trampa (Desmenuzá los arenkes)
Claro que la prohibición de comer pan leudado, no es una cuestión alimenticia. De la misma manera que el ayuno del Día del Perdón no es una dieta. Es un encuentro con los antepasados del pueblo judío que pelearon por su libertad, cuarenta años en el desierto. El abuelo trata de explicárselo al nieto de todas las maneras posibles, le lee la Hagadá, le canta, le muestra. Pero no hay caso. El antiguo niño, ya adolesce de adolescencia y no hay manera de convencerlo. Probó incluso con la matza con chocolate, viejo engaño que tenían los abuelos para convencerlo de tragar la amargura pero nada. Habrá que darse por vencido dice el Zeide…
Dos minutos antes de rendirse recibe un mail de su amigo Moishe: si no puedes convencerlo con la letra, si no puedes convencerlo con los ingredientes, siempre te queda YouTube
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