Mendoza: Se viene el vino turista

Fuente: Diario Los Andes | Luis A. Fermosel.
vino turistaLas conversaciones con la entidad que nuclea a los restaurantes y los hoteles han concluido en la práctica y el año que viene nuevamente el vino turista estará en las mesas de los comensales. Costará entre 15 y 25 pesos, según la calidad. “Hemos mantenido reuniones con la federación que nuclea a los hoteles y restaurantes y ahora hemos comenzado con las bodegas para que se pongan de acuerdo en la faz comercial. De allí que puedo anticipar que el año que viene el vino turista volverá a estar en las mesas de los restaurantes”. Con esas palabras, el titular del INV, Guillermo García manifestó su interés en volver a la aplicación de una metodología que se perdió en el tiempo, a pesar de que la ley que la autorizó no ha sido derogada. El objetivo principal es reimpulsar la posibilidad de que en las mesas de los restaurantes se vuelva a tomar vino.

Se parte de dos variables: por un lado, a diferencia de otros países -España, por ejemplo- en nuestro país no se permite la venta de vino fraccionado, en razón de que se trata de evitar las adulteraciones o los estiramientos. Por el otro, ofrecer a los comensales un vino de buena calidad y a un precio accesible.
Para quienes están en la industria, la caída en las ventas en los restaurantes les preocupa. “Cuando va a un restaurante, la gente mira la carta en la columna de la izquierda para la comida y en la de la derecha (donde aparecen los precios) para los vinos”, señaló tiempo atrás con objetividad la directiva de una importante bodega familiar de la provincia.

Según el presidente del INV, la implementación de la norma sobre el vino turista será voluntaria para las bodegas pero obligatoria para el sector gastronómico. La intención es dar a conocer la resolución antes de que comience la elaboración para que se adapten a la nueva modalidad, aunque también puede considerarse que se puede utilizar vino en stock.
“Por otra parte, habría que considerar que debe alcanzarse un acuerdo comercial sobre los márgenes de ganancia entre el restaurante y la bodega”, destacó.
Se supo también -y Guillermo García no lo desestimó- que habrá dos tipos de vino turista, uno genérico, a un valor de 15 pesos y uno varietal, con un precio siempre en el restaurante, de 25 pesos.
La implementación práctica dependerá de la rapidez de las bodegas para preparar su promoción, el etiquetado, el abastecimiento y la distribución, razón por la cual se estima que se realizará en los primeros meses del año próximo.
Ante la consulta sobre los proyectos de ley existentes en la Legislatura provincial, promoviendo la implementación del vino turista, García se limitó a señalar que no hace falta ninguna norma legal provincial en razón de que existe una ley nacional, de la década del 70, que no ha sido derogada. “Sólo hace falta una resolución que la aggiorne”, destacó.

Otro de los aspectos pasa por la calidad. Debe recordarse que, al igual que lo que sucediera en su momento con el vino “reserva”, el “turista” se dejó de vender en los restaurantes por la baja calidad de los productos.
El término “reserva” logró recuperar su prestigio. “Esperamos que lo mismo suceda con el turista”, dijo el funcionario, quien agregó que se designará una comisión que evaluará la calidad de los productos y que se habilitará un 0-800 para que los consumidores puedan denunciar cuando la calidad no responda a las exigencias establecidas.

En razón de que para las bodegas la elaboración del “turista” será optativo, habrá que esperar para saber la reacción de los industriales ante la nueva modalidad de comercialización en los restaurantes.
Un tema que inquieta
La charla con el titular del INV fue oportuna para abordar un tema al que hicimos alusión en nuestra nota anterior: la decisión que debería adoptarse con aquellos vinos que tienen alta volátil y que se encuentran en bodegas.

Recordemos que “sacar” esos vinos y derivarlos a otro uso, como la alcoholización, serviría también para reducir el stock y aliviar la presión que una producción importante pueda ejercer sobre los precios.
García señaló que desde el año pasado -y este año continuará- se adoptó la modalidad de realizar, entre noviembre y febrero, un inventario de todos los vinos y mosto del país.
“Si en ese inventario encontramos vino adulterado, se puede llegar a exigir el derrame y en otros casos puede quedar intervenido”, dijo. Destacó entonces que la ley indica que los únicos vinos que pueden decomisarse son los adulterados, aguados, manipulados o en infracción, pero que en el caso de los vinos enfermos habría que buscar otras medidas.

García cree que hay que generar un cambio estructural en la industria, impulsando la incorporación de tecnología en bodegas.
“Pero -aclaró- se trata de un cambio que lleva su tiempo, porque hay que atacar el fondo de la cuestión. También debemos darle tiempo a los industriales para que realicen el cambio. No podemos, de un día para otro, dejar afuera a 300 bodegas”, señaló, agregando que “por nuestro lado estamos haciendo todo lo que establecen las normas y seremos firmes con quienes no cumplan con las buenas prácticas de manufactura”.

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