Convertirán el Paseo de la Infanta en un polo gastronómico y cultural

La empresa concesionaria Panter SRL recuperará el predio con restaurantes y espacios dedicados a la cultura. La inauguración está prevista para esta primavera.

El predio del Paseo de la Infanta, bajo las vías del ferrocarril Mitre, será rescatado del abandono en el que se encuentra hoy para convertirse en un polo gastronómico y cultural. El proyecto está a cargo de Panter SRL, la concesionaria de los 20 arcos ferroviarios que pertenece a la familia Lowenstein.

Después de lograr que el Estado nacional le extendiera la concesión hasta 2020, esta sociedad comercial se prepara para realizar una inversión millonaria con la que recuperará el deteriorado complejo, bajo el nombre "Arcos de Buenos Aires". La idea es convertirlo en un espejo del paseo que funciona en el barrio judío de Berlín, en el entorno de la plaza Alexander, donde en una serie de arcos ferroviarios atienden al público bares y restaurantes con mesas en el interior y en el exterior. Por estos días, la empresa encara negociaciones con el gobierno porteño y pronto presentaría los planos de rigor para comenzar las obras. Según difundió La Nación, la inauguración del complejo será entre septiembre y octubre de este año.

¿Qué restaurantes se instalarán? Según adelantaron en Panter, desembarcarán una cadena de hamburguesas, otra de sushi, una pizzería y un restaurante clásico. Aunque aún no hay nombres confirmnados, se sospecha que dos de los candidatos son Pizza Hut y Wendy´s, dos marcas que están negociando su regreso al país. Una de ellas, Wendy´s, fue regenteada por los Lowenstein - también dueños de Pumper Nic-, durante la década del '90. El complejo también contará con un espacio al aire libre, entre el puente de la línea Mitre y el de la línea San Martín, donde funcionarán cuatro puestos vinculados a la cultura.

El lugar cayó en desgracia después de que, el 5 de febrero de 1996, la menor Marcela Iglesias muriera aplastada por una escultura de 270 kilos montada en la galería de arte Der Brucker, propiedad de Diana Gonzales de Lowestein. Desde entonces, el paseo quedó abandonado, entre vidrios rotos, montones de residuos y casillas montadas por indigentes.

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